miércoles, 27 de noviembre de 2013

EL CORAZÓN DEL SIERVO EN LA BIBLIA - Parte II

“EL QUE AL VIENTO OBSERVA, NO SEMBRARÁ, Y EL QUE A LAS NUBES MIRA, NO SEGARÁ” (Eclesiastés11:4) Una de las razones por las que muchos de nosotros nunca nos ofrecemos como voluntarios es porque pensamos que no somos lo bastante buenos. Algunas iglesias fomentan esta idea al hacer de “la excelencia” un ídolo. Dicen: “Si no se puede hacer con excelencia, no lo hagáis”. ¡Pero Jesús nunca dijo eso! Un servicio no tan perfecto es siempre preferible a la mejor de las intenciones. Casi todo lo que hacemos, no se hace bien al principio – así es como aprendemos. El plan de Dios ha sido siempre involucrar a tantas personas normales y corrientes como sea posible, y no dejar que sea sólo una élite la que haga las cosas. Los verdaderos siervos hacen cada tarea con la misma dedicación. Éstos lo realizan “…de corazón…” (Colosenses 3:23b). Para ellos, lo único que cuenta es: ¿Hace falta hacerlo? Dios nunca te va a desvincular de las cosas mundanas; es parte del desarrollo de tu carácter. Escucha: “El que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña” (Gálatas 6:3). El mismo Jesús lavó pies, ayudó a los niños, proveyó almuerzos y sirvió a leprosos. Nada era demasiado “bajo” para Él. ¡No lo hizo a pesar de su grandeza, sino ¡a causa de ella! Es tu disponibilidad a hacer las cosas menos impresionantes la que te califica para cosas más importantes. Siempre habrá más gente dispuesta a hacer las cosas “grandes” que las cosas “pequeñas”. La carrera para ser estrella está abarrotada de gente, pero el campo para ser un siervo está casi vacío. A veces tendrás que servir hacia arriba, a los que están en autoridad, otras, hacia abajo, a los necesitados. De cualquier manera, ejercitas un corazón de siervo cuando estás dispuesto a hacer lo que sea que se requiera. “BIEN, BUEN SIERVO Y FIEL…” (Mateo 25:23) Los verdaderos siervos son fieles. No dejan un trabajo a medio hacer y no abandonan cuando las cosas se ponen difíciles. La fidelidad es una cualidad poco común. Muchas personas no conocen el significado de ella; hacen compromisos a la ligera y luego los rompen por la más mínima excusa, sin dudarlo y sin remordimiento. Todas las semanas, las iglesias y las organizaciones tienen que improvisar, porque los voluntarios no se prepararon, no acudieron, o ni siquiera llamaron para decir que no irían. ¿Pueden los demás depender de ti? ¿Puede Dios? ¿Hay promesas que tienes que cumplir, votos que tienes que honrar, compromisos que tienes que llevar a cabo? Esto es un examen; Dios está probando tu fidelidad. Si apruebas el examen, estarás en buena compañía; Abraham, Moisés, Samuel, David, Daniel, Timoteo y Pablo fueron todos llamados “siervos fieles de Dios”. Jesús enseñó la parábola de los talentos para hacer hincapié en esta verdad. Dijo, refiriéndose al siervo que no quiso usar su único talento: “Quitadle, pues, el talento y dadlo al que tiene diez talentos…”(Mateo 25:28). Si no usas lo que se te ha dado, lo perderás. Usa lo que tienes y el Señor lo aumentará. En el Cielo vamos a servir a Dios por toda la eternidad. Ahora mismo estamos practicando. Al igual que los atletas, estamos entrenándonos para el gran día. Escucha: “Todo aquel que lucha… para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible” (1 Corintios 9:25). Así que, practica bien; te estás preparando para responsabilidades y recompensas eternas. “…SUMISOS UNOS A OTROS, REVESTÍOS DE HUMILDAD…” (1 Pedro 5:5b) Los verdaderos siervos tratan de no llamar la atención porque el auto-promocionarse y la servidumbre no van juntos. No sirven por la aprobación de otros, viven sólo para Uno. Pablo dijo: “Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10b). No vas a encontrar muchos verdaderos siervos en el centro de atención pública. En realidad, normalmente lo evitan lo más posible, sirviendo calladamente en “la sombra”. Muchas personas empiezan como siervos pero acaban como celebridades. Se hacen adictos a la atención, sin darse cuenta de que el hecho de estar siempre en el foco de atención puede dejarte ciego. Si estás sirviendo en la oscuridad, sintiéndote desapercibido y no apreciado, recuerda, ¡Dios te puso ahí con un propósito! Así que, permanece ahí hasta que Él elija cambiarte de sitio. ¡Tu ministerio actual le importa a Él! Existen muchísimas revistas acerca de famosos, pero no encontrarás muchos siervos. Ellos aben la diferencia entre prominencia y trascendencia. Hay varias partes prominentes de tu cuerpo sin las cuales podrías vivir. Pero son las partes escondidas, tales como el corazón, los riñones y los pulmones las que son indispensables. Lo mismo es verdad del cuerpo de Cristo; el servicio más significativo a menudo es el que no se ve. En el Cielo, el Señor va a recompensar abiertamente a personas de las cuales nunca oímos en la Tierra; personas que enseñaron a niños con problemas emocionales, limpiaron ancianos incontinentes, fueron enfermeros con pacientes de SIDA o sirvieron en mil y una cosas inapercibidas. Escucha: “…creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58).

lunes, 25 de noviembre de 2013

DECLARANDO EL OBJETIVO MAS IMPORTANTE DE TU VIDA

“EL PLAN DEL SEÑOR PERMANECERÁ PARA SIEMPRE; LOS PENSAMIENTOS DE SU CORAZÓN, POR TODAS LAS GENERACIONES” (Salmo 33:11) La mayoría de las grandes empresas vive en base a su declaración de objetivo final. ¡Y tú también necesitas tener una! “¿En qué debería consistir la mía?”, preguntarás. Debería: (a) Enfatizar el objetivo final de Dios para tu vida. Recuerda que no se trata de una lista de tus metas –ellas cambian, el objetivo final no. (b) Hacerte pensar constantemente acerca de la dirección que llevas. Escucha: “Examina la senda que siguen tus pies y sean rectos todos tus caminos” (Proverbios 4:26). Tu declaración acerca del objetivo final que tienes en la vida debería testificar lo que pretendes hacer con tu tiempo, tus posesiones, oportunidades, responsabilidades, y también lo que no te propones a hacer. Escucha: “En el rostro del inteligente aparece la sabiduría, pero los ojos del necio vagan hasta el extremo de la Tierra” (Proverbios 17:24). (c) Definir lo que significa el éxito para ti. Debería manifestar lo que tú crees que es importante, no lo que el mundo cree; debería reforzar tus valores. (d) Clarificar tu posición. A lo largo de tu vida tendrás diferentes papeles, pero el propósito de Dios para tu vida nunca cambiará. “¿Pero cuál es la voluntad de Dios para mi trabajo, o mi matrimonio, o donde vivo?”. Éstos son asuntos secundarios. Puede haber múltiples posibilidades para llevar a cabo la voluntad del Señor para ti. Lo más importante es que cumplas el propósito de Dios para tu vida, independientemente de donde vives, trabajes, o con quien te cases. Estas decisiones deben sustentar el objetivo final para tu vida. Escucha: “Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, pero el consejo del Señor es el que permanece” (Proverbios 19:21). Concéntrate en el propósito de Dios para tu vida, porque su objetivo final durará eternamente. “…DAVID… (SERVIDO)[SIRVIÓ] A SU PROPIA GENERACIÓN SEGÚN LA VOLUNTAD DE DIOS…” (Hechos 13:36) Puede llevarte semanas o meses redactar tu declaración acerca del objetivo más importante de tu vida. Escribirás varios borradores hasta que consigas el resultado final, y aun así harás algunos cambios según va pasando el tiempo y Dios te vaya dando más entendimiento. Pero una vez terminada, úsala como recordatorio diario. Salomón aconsejó: “…porque es cosa deliciosa que las guardes [-las palabras de sabiduría-] dentro de ti y que, a la vez, se afirmen en tus labios” (Proverbios 22:18). Se ha sugerido que desarrolles la declaración acerca del objetivo más importante de tu vida basada en lo que te gustaría que la gente dijera de ti en tu funeral. Esto quizás no sea una buena idea. Lo único que importa es lo que Dios dice de ti. Pablo escribió: “No procuramos agradar a los hombres, sino a Dios…” (1 Tesalonicenses 2:4b). Si quieres un epitafio sobre el cual construir tu vida, aquí tienes uno: “…David… (servido)[sirvió] a su propia generación según la voluntad de Dios…” (Hechos 13:36). ¡No hay epitafio mejor que éste! Imagínate que en el grabado de tu lápida se lee que cumpliste el eterno propósito de Dios para tu vida en su debido momento (en tu generación). Ni las generaciones pasadas, ni las futuras pueden cumplir los propósitos del Señor en esta generación. Sólo tú puedes. Como Ester, Él te ha creado “… para esta hora…” (Ester 4:14b). Dios todavía está buscando personas útiles para hacer su voluntad. Escucha: “…los ojos del Señor contemplan toda la Tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con Él” (2 Crónicas 16:9). ¿Puede Dios servirse de ti? ¿Estás dispuesto a cumplir sus propósitos a lo largo de tu vida? ¡Tu respuesta a esta pregunta lo determina todo!

sábado, 23 de noviembre de 2013

EDIFICADORES DE IGLESIAS Y BUSCADORES DE CRISTO

“…TENDRÁN APARIENCIA DE PIEDAD, PERO NEGARÁN LA EFICACIA DE ELLA” (2 Timoteo 3:5) Cuando murió la esposa favorita del antiguo emperador Shah Jahan, él decidió honrarla construyendo un elaborado templo como tumba. Situó, pues, su ataúd de madera en el centro de un campo y los constructores comenzaron a edificar alrededor de él. No se escatimó en gastos: su lugar de descanso final sería espectacular. Sin embargo, conforme pasaron los años, el proyecto mismo de construcción los absorbió, desplazando todo lo demás. Entonces un día, mientras estaba trabajando en el lugar, el Shah notó una caja de madera vieja y cubierta de polvo, y ordenó que la tirasen. La persona que él en un principio había planeado honrar, fue desechada pero de todas maneras, el templo fue erigido… Si piensas que esto es difícil de creer, la próxima vez que estés en la iglesia, ¡echa un vistazo a tu alrededor! Aquellos que verdaderamente hallan a Jesús, nunca lo olvidan. Se quedan impresionados delante de su tumba vacía y su trono ocupado como siervos delante de un rey, mientras que aquellos que simplemente ven el edificio, dormitan y bostezan. Sus ojos deambulan; arrastran sus pies; se aburren. Oh, les encanta el edificio, conocen los programas de arriba abajo y hasta alaban al pastor. Pero la Biblia los describe como: “[teniendo una] apariencia de piedad, pero (negarán)[negando] la eficacia de ella” (2 Timoteo 3:5). ¿Por qué? Porque Aquel a quien vinieron a adorar en un principio, es pasado por alto entre ellos. Edificadores de iglesias y buscadores de Cristo en la misma iglesia, el mismo día y a la misma hora. Uno ve el edificio con todas sus actividades y dice: “¡Vaya iglesia!”, el otro ve al Señor y dice: “¡Vaya Salvador!”. ¿Cuál de los dos eres tú?

viernes, 22 de noviembre de 2013

PRIMERA TRAMPA: EL DINERO COMPRA LA FELICIDAD

“…LA VIDA DEL HOMBRE NO CONSISTE EN LA ABUNDANCIA DE LOS BIENES QUE POSEE…” (Lucas 12:15) El dinero no puede comprar la felicidad. Independientemente de la cantidad que tengamos, nunca es suficiente. El miedo siempre “nos susurrará”: “A no ser que consigas más, no tendrás seguridad”. Si el dinero trajera la felicidad, ¿no serían los ricos más felices que el resto de las personas? Sin embargo, los estudios demuestran constantemente que su nivel de felicidad es sólo ligeramente superior a la media, y en muchos casos muy por debajo de la misma. A pesar de lo que te hayan inducido a pensar, la gente feliz no sigue al dinero, sino a una pasión porque ésta es la que da significado a sus vidas. La Biblia dice: “Sean vuestras costumbres sin avaricia…” (Hebreos 13:5). La felicidad basada en la riqueza es una debilidad que se permiten las personas inseguras que tienen miedo a mirar dentro de sí mismas y a encarar sus verdaderos temores. Es un error creer que la riqueza compra una vida de libertad, estatus o poder mundano. Tomemos, por ejemplo, la libertad: Los ricos normalmente llegan a serlo sacrificando su libertad y su tiempo libre. ¿Y la posición? También es “suelo resbaladizo”, porque por mucho que uno intente subir, siempre tiene a alguien por delante. ¿Y el poder mundano? Pues bien, cuando éste crece, normalmente perdemos el control de nuestras vidas a causa de toda la gente a la que hay que complacer y las obligaciones que tenemos que cumplir. Cuando persigues el objetivo que Dios te ha dado, el dinero es secundario. Los estandartes de tu verdadera posición son la salvación, el crecimiento espiritual, un hogar feliz, amigos preciados, y el increíble gozo de hacer aquello para lo que Dios te ha llamado.

jueves, 21 de noviembre de 2013

LAS ESPERANZAS INCUMPLIDAS

“¿ERES TÚ AQUEL QUE HABÍA DE VENIR O ESPERAREMOS A OTRO?” (Mateo 11:3) Juan no merecía ser encarcelado en un asqueroso calabozo. Después de todo, él era el predecesor del Mesías y la voz que proclamaba el arrepentimiento en la comunidad; además, ¡era pariente de Jesús! Así que estando allí, mandó un mensaje a Jesús preguntándole: “¿Eres Tú Aquél que había de venir o esperaremos a otro?” (Mateo 11:3). Era una pregunta humana motivada por siglos de esperanzas incumplidas. ¿Te has sentido alguna vez así? Te has preguntado a veces: ‘¿Dónde está Dios cuando estoy sufriendo?’. ¡Y todavía lo pasas peor cuando estás trabajando para Él! Cuando Meg Woodson escribió sobre la muerte de su hija, dijo: “Nunca olvidaré esos gritos tan agudos y penetrantes. Que el Dios que pudo haber ayudado, miraba hacia abajo a esta mujer joven y consagrada a Él… y decidió no actuar y dejar que la muerte de ella sobrepasara el más grande de los horrores… Hablando de esperanzas incumplidas… El Jesús que andaba sobre las aguas, echaba fuera demonios y resucitaba muertos, fácilmente podía haber salvado a Juan. Pero no lo hizo. En vez de eso, le mandó de vuelta un mensaje que, en concreto, decía: “No te preocupes, todo va bien. Se está construyendo el Reino; has cumplido bien tu misión” (ver Mateo 11:4,5). Probablemente, esa no era la respuesta que Juan esperaba. Él buscaba soluciones para problemas temporales, mientras que Jesús estaba ocupado estableciendo un Reino eterno. Así que, la próxima vez que parezca que Dios no cumple con tus esperanzas o con “tu agenda”, no es porque a Él no le importa, sino que ve toda la perspectiva y está tratando asuntos que todavía no puedes entender. De manera que, ¡confía en Él!

miércoles, 20 de noviembre de 2013

HÉROE SOBRE EL PECADO

1 Juan 1 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio… —Salmo 51:10 Hace poco, alguien me hizo una pregunta sumamente difícil: «¿Cuál es el período más largo que has pasado sin pecar? ¿Una semana, un día, una hora?». ¿Cómo respondemos a una pregunta así? Si somos sinceros, podríamos afirmar: «No puedo vivir ni un solo día sin pecar». O si consideramos la semana que pasó, podríamos ver que no le hemos confesado a Dios ni un solo pecado. Sin embargo, nos engañaríamos si dijéramos que no hemos pecado con nuestros pensamientos o acciones durante una semana. Dios conoce nuestro corazón y sabe si somos sensibles al poder de convicción del Espíritu Santo. Si en verdad nos conocemos, admitimos lo que declara 1 Juan 1:8: «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros». Con toda seguridad, no queremos que el versículo 10 sea una realidad en nuestra vida: «Si decimos que no hemos pecado, […] su palabra no está en nosotros». Esta podría ser una pregunta más alentadora: «¿Cómo responde Dios a nuestro reconocimiento del pecado y la necesidad de ser perdonados?». La respuesta es: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados» (v. 9). Jesucristo ha quitado el problema del pecado al morir en nuestro lugar y resucitar. Por eso, puede crear en nosotros «un corazón limpio» (Salmo 51:10). Mi joven amigo Jaydon tiene razón cuando dice: «Jesús es el héroe sobre nuestros pecados». El perdón de Dios es la puerta a un nuevo comienzo.

martes, 19 de noviembre de 2013

¡CLASES PARA MARIDOS CRISTIANOS!

“…MARIDOS… VIVID CON ELLAS [VUESTRAS MUJERES] SABIAMENTE, DANDO [DÁNDOLES] HONOR… COMO A COHEREDERAS DE LA GRACIA DE LA VIDA…” (1 Pedro 3:7) Algún bromista creó este anuncio y lo tituló: “¡Clases para maridos!”.Caballero, ¡quizá usted verá algo en él para apuntarse!: “Cómo llenar los cubitos de hielo. Rollos de papel higiénico: ¿crecen en el portarrollos? Diferencia fundamental entre el cesto de la ropa y el suelo. Platos: ¿Pueden flotar en el aire y volar hacia el fregadero o el lavavajillas? Pérdida de identidad o perder “el control remoto” con tu esposa. Encontrar las cosas mirando en el sitio adecuado en vez de gritar y “poner la casa patas arriba”. Cuidando la salud: Traer flores a tu esposa no es perjudicial para tu salud. Los hombres de verdad buscan dirección (testimonios de “supervivientes”). Diferencias básicas entre tu madre y tu esposa. Cómo llegar a ser el compañero de compras ideal: Haciendo técnicas de relajación y respiración. Combata “la atrofia cerebral”, recordando cumpleaños y aniversarios (terapias de choque y operaciones cerebrales disponibles). Ahora en serio: Si quieres saber lo que Dios dice a los maridos, escucha: (a) “…amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia [un amor marcado por el dar y no el conseguir]” (Efesios 5:25) (b) …vivid con ellas [vuestras esposas] sabiamente, dando [dándoles] honor… como a coherederas de la gracia de la vida…” (1 Pedro 3:7); (c) “Goza de la vida con la mujer que amas… Ésta es tu recompensa en la vida” (Eclesiastés 9:9). Por tanto, la próxima vez que pierdas los nervios con tu mujer, en vez de quejarte, recuerda las cualidades que te atrajeron al principio y las bendiciones que ella aporta a tu matrimonio, tales como cuidado, alimentación, confianza, satisfacción,plenitud, ayuda, y felicidad. Y si la amas, ¡díselo muchas veces!

lunes, 18 de noviembre de 2013

PENSAMIENTOS ACERCA DE LA ORACIÓN - Parte 1

“ME INVOCARÁ Y YO LE RESPONDERÉ…” (Salmo 91:15) Bill Hybels, pastor de una de las iglesias más grandes en los Estados Unidos, escribió: “La oración no ha sido siempre mi punto fuerte. Durante muchos años sabía mucho más acerca de la oración que lo que practicaba de hecho. Tengo un temperamento como el de ‘un caballo de carrera’ y los estirones de autosuficiencia son muy reales en mi vida. No quería salirme de ‘la pista’ el tiempo necesario como para averiguar lo que es orar realmente, pero el Espíritu Santo me guió de una manera tan directa que no pude ignorarlo. Me dio instrucciones para que explorara, estudiara y practicara la oración hasta que al final la entendiera. Lo obedecí; leí quince o veinte libros muy buenos acerca de la oración y estudié en la Biblia casi todos los pasajes acerca de ella. Luego hice algo radical: ¡oré! Han pasado veinte años desde que empecé a tomar tiempo para orar y mi vida de oración ha sido transformada. El mayor logro no ha sido la lista de respuestas milagrosas a la oración que he recibido, aunque eso también ha sido grandioso; la cosa más emocionante ha sido la diferencia cualitativa en mi relación con Dios. Cuando empecé a orar, no sabía lo que iba a pasar. El Señor y yo solíamos relacionarnos de manera bastante esporádica. No nos reuníamos ni hablábamos mucho. Ahora, sin embargo, nos juntamos muchas veces, no hablando durante ‘la carrera’, sino llevando a cabo conversaciones sustanciales y profundas durante largo rato cada mañana. Desde que empecé a orar de verdad, he llegado a conocer a Dios mucho mejor”. ¿Quieres conocerle mejor? ¡Prueba orar!

viernes, 15 de noviembre de 2013

NADIE ES BUENO EN TODO

“…CONFORME A LA REGLA QUE DIOS NOS HA DADO POR MEDIDA… NO NOS HEMOS EXTRALIMITADO…” (2 Corintios 10:13,14) Reconoce tus limitaciones. Nadie es bueno en todo ni nadie es llamado a hacer todo. Cada uno tiene roles definidos. Pablo entendió que su llamado no era lograrlo todo ni complacer a todo el mundo, sino a enfocarse y responsabilizarse en lo que el Señor le había provisto para hacer. Escucha: “…conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida… no nos hemos extralimitado…” (2 Corintios 10:13,14). ¿Por qué? Porque sólo así podemos tener éxito – tal como el Señor lo mide. De este modo Satanás tratará de robarte el gozo de servir: (a) Haciendo que te compares con otros; (b) Haciendo que te adaptes a las esperanzas de otros. Las dos son trampas. ¿Por qué? Porque siempre encontraremos alguien que parece estar haciendo un trabajo mejor que nosotros, y esto nos desanima. O lo opuesto,encontramos a alguien que no parece ser tan eficaz como nosotros, y esto nos llena de orgullo. De los dos modos, perdemos el gozo de servir. Escucha: “…cada uno someta a prueba su propia obra y entonces tendrá, solo en sí mismo y no en otro, motivo de gloriarse, porque cada uno cargará con su propia responsabilidad” (Gálatas 6:4). No todos entenderán o estarán de acuerdo con tu tarea y tus métodos. Está bien, pero no dejes que esto te distraiga. Pablo dijo a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse… (2 Timoteo 2:15). John Bunyan dijo: “Si mi vida es infructuosa, no importa quién me alabe, y si tiene fruto, no importa quién me critique”. ¡Esto es cierto para todos!

jueves, 14 de noviembre de 2013

¿ERES UN CRISTIANO PRECAVIDO O MIEDOSO?

“EL SEÑOR… ME LIBRARÁ…” (1 Samuel 17:37) La gente miedosa a menudo justifica su miedo refugiándose en la precaución. Dice: “No tengo miedo, sólo estoy siendo precavido. No puedes precipitarte en estas cosas, ¿sabes?”. Sin duda, el Rey Saúl no habría admitido que tenía miedo de enfrentarse a Goliat, y sin embargo, detrás de toda charla de “riesgos calculados” y discusiones sobre lo que era “lo mejor para la nación” estaba simplemente muy asustado. Al evaluar tu respuesta a los riesgos que enfrentas en la actualidad, pregúntate: ‘¿Estoy siendo precavido o miedoso?’. ¡Tienes que afrontar esta pregunta con sinceridad! Sabes: (1) La precaución es consideración, el miedo es emoción; (2) La precaución es alimentada con información, el miedo con imaginación; (3) La precaución calcula el riesgo, el miedo lo evita; (4) La precaución quiere éxito, el miedo quiere evitar el fracaso; (5) La precaución se preocupa por progresar, y el miedo se preocupa por proteger. Saúl era miedoso; no hizo nada. David era precavido; tomó la iniciativa y mató al gigante. Fue en ese preciso momento cuando algo significativo ocurrió. De repente, los israelitas obtuvieron el coraje para luchar. Los filisteos, que momentos antes estaban seguros de la victoria, ahora corrían para protegerse. Una acción de valentía, sólo una, le dio al resto lo que le faltaba: coraje. ¡Ése es el meollo de liderazgo! Los líderes infunden valentía en los corazones de aquellos que les siguen, no sólo por sus palabras, sino también por sus acciones. Así que si quieres ser un líder, ¡tienes que ir delante! Al dar el primer paso, les das el don del coraje a aquellos que te observan. Además, dependiendo de tu situación, un sólo acto de valentía por tu parte ¡puede cambiar todo tu entorno para lo mejor!

miércoles, 13 de noviembre de 2013

PALABRAS PATERNALES

Salmo 119:89-93 Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado. —Salmo 119:93 Jim Davidson estaba escalando el Monte Rainier, cuando cayó por un puente de nieve en una grieta oscura y helada de un glaciar. Mientras estaba allí herido y ensangrentado, reflexionó sobre su niñez y recordó que su padre solía recordarle que podía lograr grandes cosas si se esforzaba en medio de la adversidad. Esas palabras lo ayudaron a soportar durante las cinco horas siguientes en que trepó por la pared de esa cueva oscura de hielo, con muy pocos elementos y bajo circunstancias extremadamente difíciles, hasta llegar a un lugar seguro. Al parecer, el salmista salió de su grieta de aflicción y angustia recordando las palabras de su Padre celestial. Reconoció que si Dios y su Palabra no lo hubieran sostenido, habría muerto en su dolor (Salmo 119:92). Expresó una confianza plena en la Palabra eterna de Dios (v. 89) y en su fidelidad (v. 90). Como resultado de esta fidelidad, el salmista se comprometió a no olvidar nunca lo que Dios le había dicho, ya que había sido esencial para rescatar su vida y darle fuerzas. En los momentos oscuros de aflicción, nuestra alma puede ser vivificada por nuestro Padre celestial, al recordar y llenar nuestra mente con sus palabras alentadoras. Recordar las palabras de Dios vivifica nuestra alma.

lunes, 11 de noviembre de 2013

EL VÍNCULO INQUEBRANTABLE

“ÉL PAGARÁ A CADA UNO CONFORME A SUS OBRAS” (Mateo 16:27) La forma de vivir que tienes ahora, determina lo que te pasará después de morir. Bruce Wilkinson llama a esto: “La ley del vínculo inquebrantable”. Al igual que la ley de la gravedad, siempre está operando. Las elecciones que haces en tu vida cada día, no quedan en nada cuando mueres. ¡Son importantes! Y seguirán importando por toda la eternidad. Tu destino eterno es el resultado de lo que crees. Tu recompensa eterna es el resultado de cómo te comportas. ¿De acuerdo? ¿De verdad? Si es así, esto afectará de forma radical a: (a) la forma en que piensas acerca de tu vida; (b) la forma en que piensas acerca de Dios; (c) lo que elijas hacer de ahora en adelante. El Señor quiere que sepas que las consecuencias positivas de tus actos de hoy pueden cambiar tus perspectivas eternas asombrosa y maravillosamente; y ¡Él no quiere que desperdicies ni un solo minuto más! No tienes que preocuparte sobre lo que te espera después del último latido de tu corazón. No son los demás quienes deciden, ni siquiera Dios; ¡tú lo decides! Cuando entiendas esta verdad, dirás: “No puedo creer que haya hecho preparativos para el futuro de mis hijos o mi vejez y que ni siquiera haya pensado en mi verdadero futuro…”. O, como un hombre dijo: “Siempre pensé en tener un final feliz, y ahora ¡resulta que la muerte es sólo el comienzo!”. No puedes cambiar tu pasado, pero comenzando ahora mismo sí puedes cambiar tu futuro: una elección y acción a la vez.

sábado, 9 de noviembre de 2013

"LA CIMA SAGRADA DE JESÚS"

“VIENDO [JESÚS] LA MULTITUD, SUBIÓ AL MONTE…” (Mateo 5:1) En este versículo en particular, la Biblia no dice que cuando Jesús vio a las multitudes, se sentó en medio de ellas, las sanó y las enseñó. Hubo ocasiones en que Él hizo todas esas cosas, pero esta vez -antes de enfrentarse a las masas- subió al monte, y antes de ministrar a la multitud, sacó fuerzas del Padre. ¿Has aprendido ya a hacer eso? Antes de verte enredado en “los líos” diarios, aparta tiempo para ir a “la cima sagrada”. “¿Qué es eso?”, preguntarás. Es un lugar de estabilidad en medio de un mundo superficial, donde la vista no está obstruida y el ritmo frenético del día a día se deja atrás. Allí obtienes una perspectiva que viene solamente al estar en la presencia de Dios. En aquel espacio que siempre está a disposición, Jesús te recuerda que no hay nada que vayas a enfrentar hoy de lo que Él no se haya ocupado ya. Es fácil reconocer a aquellos que han estado en “la cima”. Sus luchas no son distintas de las tuyas; incluso, sus problemas pueden ser más desafiantes… Pero ellos tienen una paz interior que no puede ser descarrilada por problemas familiares, preocupaciones por la salud o el déficit presupuestario. Tú puedes soportar los momentos difíciles con gracia cuando sabes que “la cumbre” está sólo a la distancia de una oración. Jesús dijo: “Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Haz una pausa hoy. Pon todas las cosas a un lado durante un rato y síguelas por “el sendero serpenteante” a “la cima del monte”. Si lo haces, ¡bajarás del “monte” siendo una persona diferente!

jueves, 7 de noviembre de 2013

CÓMO DIOS PROVEE SEGÚN LA BIBLIA - Parte 3

…A MI SIERVO CALEB, POR CUANTO LO HA ANIMADO OTRO ESPIRITU Y DECIDIÓ IR DETRÁS DE MÍ, YO LO HARÉ ENTRAR EN LA TIERRA…² (Números 14:24) Caleb tenía “otro espíritu”, uno que osaba desafiar al enemigo y decirle: …(l)os comer(éis)[emos] como pan (Números 14:9b). En vez de intimidarte, las amenazas del enemigo deberían “alimentarte” y hacerte decir: Acércate; cuando el polvo se pose, saldré más fuerte aun que cuando entré. ¿Has visto alguna vez cómo los aviones de combate repostan en vuelo? ¡Nuestro Dios hace lo mismo! Justo cuando piensas: “No sé cuanto tiempo más podré aguantar”, el Espíritu Santo viene a tu lado, te sujeta, te llena “el depósito” y hace de ti una amenaza aun mayor para tu enemigo. Ya es hora de que entiendas cuánto te teme el enemigo, y dejes de batirte en retirada, esconderte o intentar negociar una tregua con él. Antes de que los ejércitos de Josué conquistasen Jericó, Rahab les dijo a los espías: “…hemos oído que el Señor hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros…” (Josué 2:10). ¡Tu reputación te precede! El enemigo sabe que estás llamado a ser bendecido. Él teme cada movimiento tuyo; ¡de esto va la batalla! Sólo tienes que seguir luchando. Cuando Dios está de tu lado, los obstáculos se convierten en ¡oportunidades para crecer! Escucha: (a) “…el Dios de paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies” (Romanos 16:20); (b) “Os doy potestad… sobre toda fuerza del enemigo… (Lucas 10:19); (c) “…mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). ¡Y hay muchas más promesas aún donde proceden éstas! “…EL SEÑOR ESTÁ CON NOSOTROS: NO LOS TEMÁIS” (Números 14:9b) El Israel moderno está todavía luchando por la tierra que Dios le dio hace años ­ un lugar de provisión permanente y de bendiciones de pactos tan influyentes que siguen en portada de todos los periódicos. Lo que antes era un lugar físico en el Antiguo Testamento, ahora es, además, un lugar espiritual donde cada hijo redimido de Dios está llamado a morar. ¡Pero todavía hay lucha! “El diablo no me está molestando”, puedes decir. Esto sea quizás porque ¡no eres amenaza para él! En el momento en que tomes al Señor en serio, ¡estás involucrado en la lucha! ¿Pensabas que el diablo te iba a mandar un mensaje de enhorabuena? No, escucha: “…nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en conocimiento, en tolerancia, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero; en palabra de verdad, en poder de Dios y con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, pero llenos de vida; como castigados, pero no muertos; como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo² (2 Corintios 6:4-10). Vuelve atrás y relee estas palabras varias veces. ¿Por qué? Porque son requisitos básicos para cada ciudadano que quiera disfrutar de los beneficios del Reino de Dios.

CÓMO DIOS PROVEE SEGÚN LA BIBLIA - Parte 2

Cómo Dios provee según la Biblia – Parte 2 “EL MANÁ CESÓ…” (Josué 5:12) Escucha: “Al otro día… comieron de los frutos de la tierra, panes sin levadura y… espigas secas tostadas” (Josué 5:11). ¿Cómo consigues pan y grano? ¡Produciéndolo! Dios estaba diciendo: “Yo puedo proveer por medio de hombres o enviarlo del Cielo, pero ahora quiero bendecir el trabajo de vuestras manos”. Algunos de nosotros nos desmoronamos cuando “el maná” cesa. “Señor, ¿qué pasa? ¡Ya nadie me ayuda!”. No pasa nada; es que, es tiempo de crecer y empezar a creer que Dios te va a bendecir de manera que puedas llegar a ser bendición para otros, en vez de estar pidiéndole al Señor que bendiga a otros para que puedan cuidar de ti. Es hora de descubrir tus dones y empezar a usarlos. ¡No necesitas a Dios o nadie más que haga lo que puedes hacer tú mismo! No hace falta que tengas mucho talento en “el desierto”, tan sólo fe en recibir tu próxima “comida”. En esencia, lo que Dios le dijo a su pueblo fue: “Cuando lleguéis a esta tierra, quiero que viváis de tal manera que el resto del mundo ‘tome nota’ y empiece a preguntarse: ¿qué tienen ellos que nosotros no tenemos?”. En vez de que vayamos al mundo en busca de consejo, ¡”el mundo” debería venir a nosotros por el! Jesús dijo: “Vosotros sois la luz del mundo…” (Mateo 5:14). Eso significa que tú deberías ser el estudiante, empleado, líder, padre o la madre más brillante que hay. Dios le dijo a su pueblo: “Todas las naciones os dirán bienaventurados…” (Malaquías 3:12). ¿A quién se refiere? ¡A aquellos que desentierran sus talentos, los ponen a funcionar y honran a Dios en todo lo que hacen! “…VOSOTROS LOS COMERÉIS COMO PAN” (Números 14:9) Escucha: “Y Josué… y Caleb… dijeron a toda la congregación de los hijos de Israel… ni temáis al pueblo de esta tierra; pues vosotros los comeréis como pan” (Números 14:6,7,9b). ¡Hay comida y bendiciones en la batalla! Puedes alcanzar la madurez al alimentarte de lo que tus enemigos te arrojan. Las promesas de Dios son “(A)[a]l vencedor…” (Apocalipsis 3:21). Pero Israel no quería luchar. De hecho, quiso apedrear a los que le sacó de su confort. Como resultado, el Señor dijo: “…ninguno de los que Me han irritado la verá” (Números 14:23). El mayor dolor de Dios es ser puesto en duda. Con un historial como el suyo, ¿te extraña? ¿Somos nosotros muy distintos a los israelitas? Antes de contestar, que sepas con toda claridad que hay tres cosas contra las que siempre tendrás que luchar: (1) Querer quedarte donde estás, porque para ir donde Dios quiere que vayas tienes que enfrentar tus miedos más profundos y tener victoria sobre las viejas costumbres que el enemigo ha puesto entre ti y tu destino. (2) En vez de tener confianza en lo que Dios ha hecho ya por ti, “te haces el loco” poniendo en duda Su veracidad… (3) Aunque sabes que el enemigo está usurpando tu propiedad y desafiándote para que hagas algo al respecto, no te atreves luchar. Mañana hablaremos de los enemigos dentro de tu tierra, pero ahora mismo debes mirar en tu interior y empezar a enfrentarte a aquellos que son capaces de impedir que entres y disfrutes de lo que el Señor tiene para ti.

CÓMO DIOS PROVEE SEGÚN LA BIBLIA - Parte 1

“MI DIOS, PUES, SUPLIRÁ TODO LO QUE OS FALTA…” (Filipenses 4:19) Dios usará a distintas personas en momentos distintos para satisfacer distintas necesidades en tu vida. Se sirvió del faraón para alimentar a los israelitas. ¡Imagínate! Cuando hubo hambre, guió a su pueblo hacia Egipto e hizo que el faraón lo alimentara durante cuatrocientos años. Fíjate en esto: Cuando le pides algo a Dios, no Le digas a quién debe utilizar para dártelo. Escucha las palabras de Jesús: “…rebosando darán en vuestro regazo…” (Lucas 6:38). Cuando Dios quiere bendecirte, ¡algunas veces enviará a alguien! Pero si eres demasiado orgulloso como para aceptar su ayuda, no la obtendrás. O si limitas al Señor a actuar sólo a través de personas que conoces y te gustan, perderás de nuevo “el tren”. Dios se sirvió del faraón porque él no era el tipo de persona para estar encantado con él. El Señor no quiere que te enganches a nadie más que a Él. Dios te puede bendecir a través de tu jefe, el inspector de hacienda, el vendedor de coches, el gestor del banco y ¡hasta aquellos que no te tratan bien! Fue la traición por parte de sus hermanos lo que hizo que José llegase a ser Primer Ministro de Egipto. Gente entrará y gente saldrá de tu vida. Alaba a Dios cuando lleguen y alaba a Dios cuando se vayan, y recuerda: “Si Él me ha bendecido antes, lo hará de nuevo” – y sigue caminando. Egipto se convirtió en un problema sólo cuando el pueblo de Dios ¡llevaba allí demasiado tiempo! No te apoyes en otros demasiado tiempo, o llegarás a idolatrar al instrumento de tu bendición, el cual puede acabar controlándote. Esto sería un problema, ya que Dios dijo: “No tendrás dioses ajenos delante de Mí” (Éxodo 20:3). “¿QUÉ ES ESTO…?” (Éxodo 16:15) Dios te librará de la dependencia de cualquier otra mano distinta a la suya. Él permitirá al “faraón” que te “alimentó” el año pasado, abusar de ti en éste. Después te llevará al “desierto” y te enseñará a confiar sólo en Él. Fíjate: (1) Quizás no reconozcas tu provisión al principio. La palabra ‘maná’ significa: ’¿Qué es esto?’. Nunca habían visto nada parecido. Aceptarlo requería fe. No temas de algo por no venir “empaquetado” como a ti te gusta. En vez de eso di: ”Señor, si es de acuerdo a tu deseo, lo acepto, estoy agradecido y empezaré vivir de ello”. (2) Lo primero que debían hacer cada mañana era recoger el maná. ¿Por qué? Porque al mediodía el sol lo derretía. Antes que nada, ve y recoge tu “maná”. Aliméntate con la Palabra de Dios antes de que el enemigo tenga oportunidad de golpearte. Después de hacerlo, ya puedes enfrentarte a cualquier cosa que te traiga el día. (3) Recibes de acuerdo a tus necesidades, no a las de tu vecino. Dios no te va a bendecir para que puedas competir con tu vecino de “la tienda” de al lado; si él tiene más hijos que alimentar, recibirá más “maná”. Deja de medir tus bendiciones con las de los demás. Tus bendiciones dependen de dos cosas: (a) La cantidad que necesitas para realizar lo que el Señor te ha encomendado; (b) El grado en que Dios te las pueda confiar. Así que deja de comparar y quejarte de lo que Él da a tu vecino, y empieza agradecer el “¿qué es esto?” que el Señor ha puesto a “la entrada de tu tienda”.

martes, 5 de noviembre de 2013

QUEDARSE QUIETO

Salmo 46 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. —Salmo 46:10 Eric Liddell, conmemorado en la película Carrozas de Fuego, ganó una medalla de oro en las Olimpíadas de 1924, antes de ir a China como misionero. Años después, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, envió a su familia a Canadá para protegerla, pero él se quedó. Poco después, él y otro misionero extranjero fueron detenidos en un campo de concentración japonés. Tras varios meses de cautiverio, Liddell desarrolló lo que los médicos temían que fuera un tumor cerebral. Los domingos por la tarde, una banda tocaba cerca del hospital, así que un día, Liddell pidió que interpretaran el himno «Alma mía, descansa». Me pregunto si al escucharla, meditaba en su letra: Reposa, alma mía: la hora está por llegar / cuando estaremos para siempre con el Señor. / Cuando la decepción, el dolor y el temor terminen, / se olvide la tristeza, los goces más puros del amor se restauren. / Reposa, alma mía: cuando los cambios y las lágrimas hayan pasado / todos a salvo y bendecidos al final nos encontraremos. Este hermoso himno, tan consolador para Eric mientras enfrentaba una enfermedad de la que murió tres años después, expresa una gran realidad de las Escrituras. En el Salmo 46:10, David escribió: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios». En los momentos más oscuros, podemos descansar porque nuestro Señor conquistó la muerte por nosotros. Quédate quieto y deja que Él aplaque tus mayores miedos. El susurro consolador de Dios acalla el ruido de nuestras pruebas.

domingo, 3 de noviembre de 2013

5 TRAMPAS EN LAS QUE LOS LÍDERES CAEN

“…TE DI… A LAS NACIONES” (Jeremías 1:5) Si eres un líder, ten presente estas cinco trampas: (1) La necesidad de abarcarlo todo. Aquellos que logran mucho, normalmente no lo hacen. ¡Sólo tienen una cosa en la mente! Afanarse por ser capaz de hacerlo todo suena muy bien pero, en realidad, te fuerza a invertir tiempo y energía en áreas donde nunca destacarás. (2) La autoridad sin la competencia. Cada líder goza de autoridad en áreas donde tiene poca o ninguna competencia. Cuando trata de ejercitar autoridad en esas áreas, a menudo obstaculiza todo y a todos los que están a su cargo. Para decirlo “sin rodeos”, hay cosas de las que eres responsable pero en las que no deberías entrometerte. (3) La intoxicación del éxito. El éxito intoxica y las personas afectadas raramente tienen control firme sobre la realidad. Los líderes asumen con frecuencia que sus competencias fundamentales son más amplias de lo que realmente son. Vemos este rasgo con facilidad en otros, pero es imposible verlo en nosotros mismos. Admitir debilidad no te hace menos efectivo, sólo expresa lo que todos los que están a tu alrededor ya saben desde hace mucho tiempo. (4) La culpabilidad. Nos sentimos culpables cuando delegamos las tareas en las que somos débiles. Suponemos que todos odian hacer lo que nosotros odiamos hacer. ¡Falso! Delegar permite que otro destaque. Tu debilidad es su oportunidad. (5) La falta de voluntad para entrenar a otros. ¡Claro que es más fácil hacer las cosas tú mismo! No obstante, el liderazgo no sólo consiste en hacer las cosas bien, sino de hacerlas bien con la ayuda de otros. Si no puedes encontrar a alguien en quien delegar, “mírate al espejo”. Tu gente está exactamente donde tú la has llevado. Si no tienes a nadie en quien delegar, ¿adivina quien tiene que cambiar?

viernes, 1 de noviembre de 2013

¡MARAVILLOSO!

Lectura: Job 42:1-6 … yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. —Job 42:3 Cuando nuestro avión empezó a descender, la azafata leyó la larga lista con información para el aterrizaje como si estuviera haciéndolo por millonésima vez durante ese día: sin ninguna emoción ni interés mientras anunciaba nuestra inminente llegada. Después, con la misma voz cansada y monótona, concluyó: «Que tengan un hermoso día». La sequedad de su tono contrastaba con sus palabras. Dijo «hermoso», pero de un modo completamente carente de asombro. A veces, me temo que abordamos nuestra relación con Dios de la misma manera: rutinaria, aburrida, apática, desinteresada. Por medio de Cristo, tenemos el privilegio de ser adoptados en la familia del Dios vivo, pero con frecuencia, parece haber poco de ese sentimiento de asombro que debería acompañar semejante realidad. Job cuestionó a Dios por su sufrimiento, pero cuando el Señor lo desafió, quedó humillado ante la maravilla de su Creador y de lo creado por Él. Entonces, respondió: «¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía» (Job 42:3). Yo anhelo que la maravilla del Señor se haga presa de mi corazón. Adoptado por Dios… ¡qué realidad maravillosa! Nada puede llenar más nuestro corazón que la maravilla de Dios y su amor.