viernes, 27 de junio de 2014

CUANDO NOS ENTERAMOS DE QUE PADECEMOS MIOPÍA ESPIRITUAL

He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Ciertamente como una sombra es el hombre. Salmo 39:5-6 Testimonio de un médico enfermo de cáncer «Cuando a un paciente se le informa que tiene cáncer, a menudo la primera reacción es la incredulidad. Al imaginar la posibilidad de nuestra propia muerte, el cerebro se resiste. Como si la muerte sólo pudiese llegar a los demás… Mientras no estamos enfermos, la vida nos parece infinita, y creemos que siempre habrá tiempo para luchar por ser felices… Al dejar siempre para mañana lo esencial, corremos el riesgo de que la vida se nos escape sin que la hayamos disfrutado realmente. Es precisamente esta curiosa miopía, estas vacilaciones, lo que a veces el cáncer viene a derribar. Al devolver a la vida su auténtica fragilidad, le da nuevamente su verdadero sentido. Algunas semanas después de recibir el diagnóstico de cáncer en el cerebro, tuve el extraño sentimiento de que acababan de quitarme unos lentes oscuros que me impedían ver». ¿Es necesario tener una enfermedad grave para tomar conciencia de lo que es nuestra vida? Algunos lo piensan, pero no debería ser así. Deberíamos poder sacar una lección de la experiencia de los demás, por ejemplo de la de este médico. Por encima de todo escuchemos el testimonio de la Biblia; ella dice que nuestra vida es como una neblina (Santiago 4:14), pero que tiene una dimensión eterna. Aunque frágil, es preciosa a los ojos de Dios, pues nos creó a su imagen y desea nuestro bien. Él nos ama. No esperemos pasar por tiempos de prueba para acercarnos a él; detengámonos hoy a fin de reflexionar y tener un encuentro con Dios, para escuchar a Jesucristo y creer en él.

jueves, 26 de junio de 2014

CUIDADO A QUIEN CONSULTAS

No sea hallado en ti… ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con el Señor cualquiera que hace estas cosas… mas a ti no te ha permitido esto el Señor tu Dios. Deuteronomio 18:10-14 Algunos periódicos publican continuamente anuncios de adivinos, videntes, médiums, quienes ofrecen sus servicios para resolver los problemas pequeños o grandes de sus contemporáneos. Recordemos que Dios, en la Biblia, condena rotundamente estas prácticas, como podemos verlo en el versículo bíblico citado hoy. Seamos bien conscientes de que no siempre se trata de una simple charlatanería, sino que entramos en un mundo real, prohibido por Dios y peligroso. En efecto, la Biblia nos dice que existe un mundo misterioso de poderes ocultos gobernados por Satanás, cuyas manifestaciones sobrenaturales fascinan la curiosidad humana. En vez de buscar la respuesta a sus preguntas y la solución a sus dificultades en las promesas de Dios, algunos recurren a los espíritus diabólicos. Como consecuencia, muy pronto se convierten en sus juguetes y esclavos. Este peligro también amenaza a los creyentes. El apóstol Pablo dijo a los corintios: “No quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios” (1 Corintios 10:20). Por todos los medios: astrología, videncia, espiritismo, etc., Satanás esclaviza a los hombres y hace que lo sigan. “Vuestro adversario el diablo… anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe” (1 Pedro 5:8-9). “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros” (Santiago 4:7-8).

domingo, 22 de junio de 2014

DE GRACIA RECIBISTE DAD DE GRACIA

Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. Hechos 8:20 Fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir… no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo. 1 Pedro 1:18-19 “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no (viene) de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Dios, mediante la Biblia, dice las cosas muy claramente. Él es justo, nosotros somos pecadores y culpables que sólo merecemos su juicio. Pero él también es el Dios Salvador (Isaías 45:21). “Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia” (Tito 3:4-5). Para salvarnos, lo único que Dios nos pide es creer en su Palabra y confiar en la obra que su Hijo cumplió en el Gólgota. Él quiere perdonarnos, pero de nosotros depende el aceptar su mano tendida hacia nosotros. La salvación no viene de nosotros, pues no podemos obtenerla haciendo buenas obras. Por muy meritorias que nos parezcan, éstas no pueden, de ninguna manera, compensar nuestras faltas. Nadie puede pagar a Dios su rescate, pues “la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás” (Salmo 49:8). Los hombres siempre queremos participar un poco en nuestra salvación, para no deber todo a Dios. Pero no es el pensamiento de Dios dejar al hombre en una duda continua que lo obsesiona (¿he hecho suficiente para ser salvo?). Únicamente el sacrificio de Cristo puede borrar el pecado. Sólo podemos ser salvos mediante la gracia y la fe en la obra redentora de Jesús.

sábado, 21 de junio de 2014

CON JÓVENES Y ADULTOS DIOS TIENE UN PROPÓSITO

Eclesiastés 12:1-14 Dios Habla Hoy 12 Acuérdate de tu Creador ahora que eres joven y que aún no han llegado los tiempos difíciles; ya vendrán años en que digas: «No me trae ningún placer vivirlos.» 2 Hazlo ahora, cuando aún no se apaga la luz del sol, de la luna y de las estrellas, y cuando aún hay nubes después de la lluvia. 3 Llegará un día en que tiemblen los guardianes del palacio y se doblen los valientes; quedarán tan pocas molineras, que dejarán de moler; las que miran por las ventanas, comenzarán a perder la vista. 4 Cuando llegue ese día, se cerrarán las puertas que dan a la calle; el ruido del molino se irá apagando; las aves dejarán oír su canto, pero las canciones dejarán de oírse; 5 la altura causará miedo, y en el camino habrá peligros. El almendro comenzará a florecer, la langosta resultará una carga y la alcaparra no servirá para nada. Pues el hombre va a su hogar eterno, y en la calle se escucha ya a los que lloran su muerte. 6 Acuérdate de tu Creador ahora que aún no se ha roto el cordón de plata ni se ha hecho pedazos la olla de oro; ahora que aún no se ha roto el cántaro a la orilla de la fuente ni se ha hecho pedazos la polea del pozo. 7 Después de eso el polvo volverá a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio. 8 Yo, el Predicador, repito: ¡Vana ilusión, vana ilusión! ¡Todo es vana ilusión! 9 Y mientras más sabio llegó a ser el Predicador, más conocimientos impartió a la gente. También se dio a la tarea de estudiar gran número de proverbios, y de clasificarlos ordenadamente. 10 Hizo todo lo posible por encontrar las palabras más adecuadas, para escribir convenientemente dichos verdaderos. 11 Los dichos de los sabios son como aguijones, y una vez reunidos en colecciones son como estacas bien clavadas, puestas por un solo pastor. 12 Lo que uno saca de ellos son grandes advertencias. El hacer muchos libros no tiene fin, y el mucho estudio cansa. 13 El discurso ha terminado. Ya todo ha sido dicho. Honra a Dios y cumple sus mandamientos, porque eso es el todo del hombre. 14 Dios habrá de pedirnos cuentas de todos nuestros actos, sean buenos o malos, y aunque los hayamos hecho en secreto. Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Salmo 71:17 La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. Proverbios 4:18 “Sucederá que al caer la tarde habrá luz” (Zacarías 14:7) Es agradable ser joven, tener buena vista, buen oído, moverse sin problemas, poseer una vitalidad que no teme el cansancio. Pero el creyente de edad avanzada posee algo que los jóvenes no tienen: la experiencia de la fidelidad y de la gracia de Dios. Puede dar testimonio de cómo lo ayudó el Señor (Salmo 71:18). Al final de su vida el rey David pudo decir: “Nuestros días sobre la tierra, (son) cual sombra que no dura” (1 Crónicas 29:15). Era consciente de la brevedad de la vida, pero también podía alabar a ese Dios a quien había aprendido a conocer, ese Dios que lo había socorrido durante toda su vida. Si uno no tiene esperanza, si cree que todo desaparecerá cuando llegue la muerte, el final de la vida suele ser triste, amargo. Pero si conocemos al Señor, si creemos en sus promesas, podemos estar tranquilos. Incluso si “nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día” (2 Corintios 4:16). Quizá tengamos que pasar por la enfermedad, pero nuestros últimos años estarán iluminados por la presencia de Jesús. ¡Qué época más importante es el ocaso de la vida, pues permite rememorar los años pasados y ver en ellos la presencia del Señor! Ese tiempo es de vital importancia para todos los que hasta entonces hayan permanecido indiferentes al amor de Dios. Una vez más el Señor Jesús llama: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

lunes, 16 de junio de 2014

TODA DÁDIVA Y DON PERFECTO DESCIENDE DE LO ALTO, DEL PADRE DE LAS LUCES.

Dicen que una vez, había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía: “POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO”. Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, lo dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue. Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él quien reescribió su cartel y sobre todo, qué había puesto. El publicista le contestó “Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras”, sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: ” HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA”. Cambiemos de estrategia cuando no nos sale algo, y verán que puede que resulte de esa manera. Cuántas veces en nuestras vidas las cosas no salen, y nos enojamos, peleamos y nos entristecemos cuando tal vez debemos cambiar una pequeña cosa para que las cosas salgan bien. Quizá tenemos problemas con las personas a nuestro alrededor y nunca recibimos ayuda, cuando lo que debemos hacer es simplemente sonreír. Sin importar cual sea tu situación, haz un alto, analiza, revisa . Si es necesario corrige e incluso cambia todo si es necesario. Afortunadamente en la carretera de la vida, Jesús siempre nos permite virar en “U”. Salmos 118:24 Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él.

viernes, 13 de junio de 2014

¿DE DONDE NO HAY QUE COMER?

Mandó Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. Génesis 2:16-17 DEL ÁRBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL (Lea Génesis 2:8-17) Adán podía comer de todos los frutos del huerto de Edén, pero sólo uno le había sido prohibido bajo pena de muerte: el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. ¿Por qué existía esta prohibición, este límite que no debía traspasar, esta puesta a prueba del hombre que, como criatura, debe obedecer a su Creador? Porque para el hombre, comer del árbol de la ciencia del bien y del mal sería pretender determinar soberanamente lo que está bien o mal. Ante tal abundancia de frutos, ¿por qué quiso precisamente el que estaba prohibido? En realidad significaba poner en duda el amor de su Creador, desafiar Su palabra, oponer la voluntad del hombre a la de Dios. Significaba no aceptar su lugar de criatura, salir de los límites fijados por Dios para la felicidad del ser humano. Muchas personas hoy en día quieren hacer de sus deseos o de sus opiniones su referencia moral. El bien les parece frustrante y hace que se sientan incómodos con respecto a sus pensamientos y a sus actos, pues prefieren “gozar de los deleites temporales del pecado” (Hebreos 11:25). Entonces podemos preguntarnos: ¿Cuál será mi decisión? ¿Elegiré vivir sin tener en cuenta a Dios y su Palabra, incluso si el mal me ata y me lleva hacia la muerte eterna? O más bien, ¿confiaré en Dios y hallaré en él la vida, una vida en abundancia?

martes, 10 de junio de 2014

EL ANCLA DE DIOS PARA NUESTRAS ALMAS

Hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor. Hebreos 6:18-20 Cuando los marineros echan el ancla, lo hacen con el objetivo de retener el barco para que el viento y las olas no se lo lleven. El ancla está atada a una cadena que atraviesa las agitadas olas para luego desaparecer en las profundidades marinas. No vemos el fondo del mar ni el ancla, pero sí el efecto, es decir, la estabilidad del barco. Esta imagen ilustra una realidad espiritual muy importante. Un verdadero cristiano está sólidamente anclado a Cristo mediante la fe. Pero en vez de haber sido lanzada a lo profundo de las agitadas aguas de este mundo, el ancla de nuestra alma está arraigada en el cielo, donde Jesús entró después de haber obtenido una redención eterna para nosotros (Hebreos 9:12). Entró como precursor, y nosotros iremos a su encuentro un día (Juan 17:24) si lo hemos aceptado como Salvador. ¿Ha depositado usted su esperanza en Jesucristo? Sólo él puede guardarnos de naufragar y conducirnos al puerto que nuestra alma desea (Salmo 107:30). El fondo del mar donde el ancla descansa permanece oculto a los ojos de los marineros. De igual manera, nosotros no vemos a Jesús con nuestros ojos físicos, pero estamos unidos a él por la fe. Sabemos que está vivo y responde a nuestras oraciones. Los que nos ven mantener la fe en Cristo en medio de las pruebas, pueden percibir que estamos unidos a Alguien. ¡Y ese Alguien es Cristo, fuente y sostén de nuestra vida!

domingo, 8 de junio de 2014

JUEZ Y ABOGADO

(Jesús) nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. Hechos 10:42 Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2:1 El hombre quisiera contar con Jesucristo como defensor de su causa el día del juicio; pero esto no es lo que la Biblia dice. El juicio final consistirá simplemente en la aplicación de una pena, pues el veredicto ya fue pronunciado: “Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él (en el hombre) cosa sana” (Isaías 1:6), o también: “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Por lo tanto, todos los hombres son culpables debido a sus pecados, y la sentencia de muerte fue pronunciada. Pero la aplicación de la pena fue suspendida, pues Dios es amor y no quiere la muerte del pecador. Dio a su propio Hijo, no para defendernos, pues éramos indefendibles, sino para que sufriese en nuestro lugar el juicio que merecíamos. Él, el único justo, murió en la cruz por los injustos. Los que confiesan sus pecados y depositan su confianza en él no son personas inocentes, sino personas culpables pero indultadas (Juan 5:24). En cuanto a los que rechazan esta gracia, tendrán como juez a aquel que todavía hoy desea ser su Salvador. Actualmente Jesús desempeña el papel de abogado, pero solamente a favor de los creyentes. Pasó por la muerte para obtener nuestra salvación, resucitó y volvió al cielo. Su presencia a la diestra de Dios es la prueba de que todos nuestros pecados han sido perdonados; demuestra que todo fue pagado una vez por todas en la cruz del Calvario. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).

viernes, 6 de junio de 2014

NO ESTABA CONFORME CON SU IDENTIDAD

"Ya estoy cansada de ser fría y de correr río abajo. Dicen que soy necesaria. Pero yo preferiría ser hermosa, encender entusiasmos, encender el corazón de los enamorados y ser roja y cálida. Dicen que yo purifico lo que toco, pero más fuerza purificadora tiene el fuego. Quisiera ser fuego y llama". Así pensaba en septiembre el agua de río de la montaña. Y, como quería ser fuego, decidió escribir una carta a Dios para pedir que cambiara su identidad. "Querido Dios: Tú me hiciste agua. Pero quiero decirte con todo respeto que me he cansado de ser transparente. Prefiero el color rojo para mí. Desearía ser fuego. ¿Puede ser? Tú mismo, Señor, te identificaste con la zarza ardiente y dijiste que habías venido a poner fuego a la tierra. No recuerdo que nunca te compararas con el agua. Por eso, creo que comprenderás mi deseo. No es un simple capricho. Yo necesito este cambio para mi realización personal....". El agua salía todas las mañanas a su orilla para ver si llegaba la respuesta de Dios. Una tarde pasó una lancha muy blanca y dejó caer al agua un sobre muy rojo. El agua lo abrió y leyó: "Querida hija: me apresuro a contestar tu carta. Parece que te has cansado de ser agua. Yo lo siento mucho porque no eres una agua cualquiera. Tu abuela fue la que me bautizó en el Jordán, y yo te tenía destinada a caer sobre la cabeza de muchos niños. Tú preparas el camino del fuego. Mi Espíritu no baja a nadie que no haya sido lavado por ti. El agua siempre es primero que el fuego..." Mientras el agua estaba embobada leyendo la carta, Dios bajó a su lado y la contempló en silencio. El agua se miró a sí misma y vio el rostro de Dios reflejado en ella. Y Dios seguía sonriendo esperando una respuesta. El agua comprendió que el privilegio de reflejar el rostro de Dios sólo lo tiene el agua limpia.... Suspiró y dijo: "Si, Señor, seguiré siendo agua. Seguiré siendo tu espejo. Gracias".

domingo, 1 de junio de 2014

¿PARA QUE ESTÁ EL ESPÍRITU DE DIOS SOBRE NOSOTROS?

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos” Lucas 4:18 (Nueva Versión Internacional) El Señor Jesús tenía claro su llamado. Desde pequeño él entendió que le convenía estar en los negocios de su Padre (Lucas 2:49). Fue enfocado y diligente en buscar la voluntad de Dios. Su llamado comenzó con este versículo, en el cual él encontró en las escrituras una de las profecías que se había dicho acerca de él (Isaías 61). Su primer discurso ministerial comenzó con “el Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres”. El Espíritu de Dios estaba sobre él con un propósito en especifico, anunciar buenas nuevas. A todo aquel que estuviera quebrantado, con heridas en el alma, con pasados poco decorosos, con poca santidad, en busca de verdadero amor, con enfermedades. Para todos ellos él vino a la tierra. Y durante su estancia se dedicó a anunciarles que Él había traído buenas noticias a sus vidas. Aquel que vivía en la obscuridad ya no tendría que hacerlo pues Él mismo era la luz. Vino a anunciarle a aquéllos que eran atormentados por demonios que él era infinitamente poderoso y había venido a darles reposo. Le anunció a aquellas mujeres que habían sido maltratadas y menospreciadas que él conocía su verdadero valor y que ya no tenían que vender sus cuerpos, más santificarse y abrazar su verdadera identidad. Esa misma tarea de anunciar buenas nuevas se nos ha sido encomendada. Y de igual manera que el Señor Jesús hemos sido ungidos con el Espíritu de Dios para hacerlo (Hechos 1:8). Continúa la tarea que Jesús vino a hacer a este mundo, anunciar buenas nuevas. Proclama libertad a los cautivos en tu hogar, trabajo, escuela y todo lugar. Sé la luz del mundo, la sal de la tierra. Lleva buenas noticias aquellos que han sido golpeados por la vida. Como Jesús, también ten claro tu llamado y recuerda que has sido ungido para ello.