domingo, 31 de agosto de 2014

TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE.

2 Crónicas 15:1-12 Asa […] cobró ánimo, y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá […] y reparó el altar del Señor… —2 Crónicas 15:8 Cuando una marmota empezó a comerse nuestro garaje (bueno, solo el reborde), compré una trampa pensando trasladar el animalito a un parque. Puse en el interior una variedad de cosas ricas y le abrí la puerta. A la mañana siguiente, me entusiasmé al ver un pequeño bicho en mi trampa… hasta que noté que no era una marmota; había atrapado un zorrillo. Busqué en Internet para ver cómo sacar el zorrillo de la trampa sin que… bueno, no hace falta que te lo diga. Con suma cautela, se describía cómo protegerse mientras se liberaba el animal. Bolsas de plástico, guantes, lonas, mantas, gafas protectoras. La tarea parecía intimidante y peligrosa. Entonces, mi yerno dio un paso frente para solucionarlo. Simplemente se acercó a la trampa, abrió la puerta y, con unos chorros de agua de la manguera del jardín, persuadió a nuestro amigo con rayas para que saliera. A veces, nuestros temores pueden guiarnos a la inactividad. Nos preocupa tanto protegernos que, sencillamente, no damos un paso al frente para solucionar las cosas. Cuando el rey Asa se enteró de que el Señor quería que quitara los ídolos de Israel, «cobró ánimo» (2 Crónicas 15:8). Si lo hacía, tal vez enfrentaría una rebelión, pero dio un paso al frente y, como resultado, la nación se regocijó (v. 15). ¿Estás enfrentando un desafío espiritual? El Señor te ayudará a dar un paso al frente con valentía y a dejar el resultado en sus manos. —La valentía es el miedo que ya elevó una oración.

viernes, 29 de agosto de 2014

DIOS DE PACTOS

Lucas 6:27-37 … perdonad, y seréis perdonados. —Lucas 6:37 Si eres como yo, raras veces lees todo el texto de los contratos de servicios por Internet antes de aceptar sus condiciones. Tienen una gran cantidad de páginas y la mayor parte de la jerga legal no tiene sentido para las personas comunes y corrientes como yo. Por eso, me sorprendió bastante cuando una amiga de África me mencionó un singular contrato de servicio para programas de computación. En lugar de ser una licencia llena de palabras donde se le dice a la gente cómo no usarla, el fabricante brinda una sencilla bendición al instar a los usuarios a utilizarla con buenas intenciones: Que hagas bien y no mal. Que encuentres perdón para ti y perdones a los demás. Que compartas generosamente, sin nunca tomar más de lo que das. En un principio, pensé: ¡Vaya! Imagina lo que sería si se escribieran más condiciones de contratos de servicios en forma de bendición en lugar de hacerlo como documentos legales. Después, pensé: El contrato que Jesús hace con nosotros es así. Él nos ofrece perdón del pecado, paz con Dios y la presencia del Espíritu Santo. A cambio, lo único que pide es que hagamos el bien (Gálatas 6:10), perdonemos como hemos sido perdonados (Lucas 6:37) y amemos a los demás como Él nos ama (Juan 13:34). —Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos... —Gálatas 6:10

miércoles, 27 de agosto de 2014

QUE NO SE REPITA ESE RECIBIMIENTO A JESÚS EN LAS PERSONAS QUE TENEMOS AL LADO NUESTRO

Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Lucas 9:58 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Juan 1:11-12 Si uno ha sido mal recibido por alguien, no siente el deseo de invitar a esa persona y tratarla como un rey. Sin embargo, el Hijo de Dios respondió con amor al odio del hombre. Dios creó al hombre para que fuese feliz, y lo colmó de sus bendiciones, pero el hombre se alejó de Él. Cuando Dios, después de hacer tantos llamados en vano a través de los profetas, envió a su Hijo a la tierra, ¿cómo fue recibido? “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11). “No había lugar para ellos (María, José y el niño Jesús) en el mesón” (Lucas 2:7). Su pueblo no quiso saber nada de él. Incluso pidió a grandes gritos que lo crucificasen (Lucas 23:23). Prefirió liberar a Barrabás, un ladrón, y condenar a muerte a Jesús. ¡El mundo no tenía un lugar para Jesús! Y hoy, ¿tendría un lugar? Al amor que el Salvador nos mostró, respondimos con odio. ¡Jesús fue condenado y crucificado injustamente! Pero el Señor respondió así a este rechazo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay… voy, pues, a preparar lugar para vosotros… Os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3). Él ofrece este lugar a todos los que reconocen su rebelión contra Dios y se arrepienten. Ahora nos invita a ir a él. ¿Qué nos tiene preparado? Una felicidad eterna en la casa del Padre. “Mas a todos los que le recibieron… les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). Quizás pensemos que si se repitiera la historia de que Jesús no tuviera donde ir..., nosotros le daríamos lugar. El ya está en el mejor lugar..., pero acá ha muchos en esas condiciones..., Él dejó dicho que si lo hacemos con ellos es lo mismo que hacerlo con Él. Dios nos ayude.

martes, 26 de agosto de 2014

TODO LO QUE DIOS PERMITE...

Entonces (Jesús) les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras. Lucas 24:45 Bien lo ha hecho todo. Marcos 7:37 Algunos estudiantes cristianos, en América Central, se habían propuesto dedicar sus vacaciones a predicar el Evangelio. Para desplazarse alquilaron un pequeño bus en el cual cruzarían la frontera de Guatemala, en donde los esperaban para realizar algunas reuniones. La aduana quedaba al otro lado del río, y los jóvenes se dieron cuenta de que tendrían que pasar por un puente provisional hecho con tablas, cuya resistencia era relativa. Entonces, por precaución el grupo pasó a pie, mientras que el bus tuvo que hacer un recorrido de más de 50 kilómetros a lo largo del río hasta hallar otro puente. En este recorrido gastó casi la mitad del día. Los jóvenes decidieron aprovechar ese contratiempo para reunirse en la plaza principal del pueblo y cantar algunos himnos. El alcalde pasó por allí y se detuvo. Los escuchó durante un rato, luego se acercó y los invitó a su casa a cantar y a hablar a su mujer, quien estaba cuidando a sus dos hijos enfermos. Nuestros amigos tomaron sus Biblias, anunciaron las buenas nuevas y oraron en la casa que les abrió sus puertas. El alcalde y su mujer fueron alcanzados por ese testimonio. Sus corazones se abrieron a la Palabra de Dios. Ambos recibieron a Cristo en sus vidas. ¡Qué experiencia inolvidable! A menudo nos irritamos ante un contratiempo, pero pensemos: ¿No es el Señor quien lo permite para que sea el punto de partida de una rica bendición para otros y para nosotros mismos?

lunes, 25 de agosto de 2014

JOVEN, MAYOR, ANCIANO... A TI TE DIGO: LEVÁNTATE.

(Jesús dijo al que había muerto Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios. Lucas 7:14-16 (Lea Lucas 7:11-17) En la entrada de la ciudad de Naín se encontraron dos multitudes. Una iba tras un féretro en el cual yacía el hijo único de una viuda, y la otra seguía a Jesús. ¡Qué contraste entre esos dos cortejos! Uno iba tras el “Autor de la vida”, Jesús (Hechos 3:15), y el otro tras la muerte, esa despiadada muerte que se apodera de uno sin preocuparse por los dolores que causa. La multitud que formaba el cortejo fúnebre mostró una verdadera simpatía por la madre, pero, ¡qué débil consuelo ante la irremediable realidad! Al ver a la madre, Jesús se compadeció de ella y le dijo: “No llores” (v. 13). Sólo él podía hablar así, pues sólo él podía devolver la vida, y lo hizo mediante una frase: “Joven, a ti te digo, levántate” (v. 14). Con ternura devolvió a la madre su hijo único vivo. ¡Qué extraordinario consuelo! Esas palabras tan personales de Jesús: “Joven, a ti te digo”, quizá también se dirijan a usted que lee estas líneas, sea joven o mayor. ¿Su vida es triste y carece de sentido? ¿Se siente incomprendido, anónimo? Jesús tiene para usted y sólo para usted una palabra personal. Usted y su historia son únicos para Dios, incluso si su vida le parece poco interesante o incluso dolorosa. “Levántate” (v. 14). En el evangelio este verbo está ligado a la resurrección. Una vida totalmente nueva le será dada. Hoy usted puede tener un encuentro con el Señor si escucha y recibe su Palabra. Lea la Biblia, pida al Señor que abra también su corazón a Su mensaje, y usted vivirá.

domingo, 24 de agosto de 2014

BRILLA EN EL SITIO DONDE ESTÉS

Yo soy la luz del mundo. Juan 8:12 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres. Mateo 5:14-16 Dios coloca a sus hijos, testigos de lo que él es, aquí o allá en el mundo, tal como un buen urbanista ubica farolas en las calles de una ciudad. Cuanto más oscuro es el lugar, más útiles son las farolas. Pero así como las lámparas deben estar conectadas a una red eléctrica para dar luz, nosotros también debemos estar en contacto con una fuente de energía. El Señor advirtió a los suyos: “Separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). Las lámparas no escogieron el lugar donde fueron colocadas; lo importante es que alumbren ahí donde están. En el campo moral, el creyente alumbra en un mundo que prefiere la oscuridad, y esta luz es el resplandor de la vida de Jesús. Cada uno se encuentra en un contexto y lugar de trabajo determinados, en condiciones que tal vez quisiera cambiar, pero que no son fortuitas. Si Dios me colocó en determinado sitio, él sabe por qué lo hizo, y espera que yo reproduzca a mi alrededor las perfecciones morales de Jesús: bondad, humildad, dulzura, gozo, paciencia, abnegación. Los que no leen la Palabra de Dios deberían, en cierto modo, poder leerla en mi vida. ¿Qué se necesita para ello? ¡Que haya corriente! Que permanezca en contacto con la fuente divina, que mantenga efectiva la comunión con Dios, con el Señor. Irradiar luz es la razón de ser del cristiano en la tierra. ¡Cumplamos con nuestra vocación!

sábado, 23 de agosto de 2014

ME ES NECESARIO HACER LAS OBRAS DEL QUE ME ENVIÓ, ENTRE TANTO EL DÍA DURA; LA NOCHE VIENE, CUANDO NADIE PUEDE TRABAJAR.

Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. Salmo 30:5 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Romanos 13:12 Desde el primer capítulo de la Biblia, Dios anuncia el triunfo de la luz sobre la oscuridad. Después de cada etapa de la creación se repite la misma expresión: “Y fue la tarde y la mañana” (Génesis 1:5, 8, 13, 19, 23, 31). Quizás hubiésemos invertido los dos términos, pero no es un orden fortuito, pues evoca el hecho de que en los planes de Dios, la luz triunfará. Toda la historia de la humanidad es una sucesión de períodos más o menos sombríos durante los cuales el hombre se fue alejando cada vez más de su Creador. La tarde más tenebrosa, la más terrible, fue la que vino sobre la tierra cuando Jesús, el Hijo de Dios, fue crucificado. Aquel que había ido de lugar en lugar haciendo el bien sólo tuvo como recompensa una cruz en la que aceptó morir. ¡Qué gran momento cuando la noche invadió la tierra para esconder la escena de la crucifixión del Salvador del mundo! (Mateo 27:45). Pero las tinieblas dieron lugar a la mañana de la resurrección. Dios quedó satisfecho con el sacrificio de Jesucristo y lo hizo salir de la tumba. Ese nuevo día abre un camino a todos los que depositan su confianza en el Salvador para recibir el perdón de sus pecados. Ahora los rescatados por Cristo esperan otra mañana, una mañana sin nubes, mañana en la cual Jesús vendrá a buscar a los suyos para llevarlos a la casa de su Padre, donde no habrá más noche (Apocalipsis 21:25). “Y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Tesalonicenses 4:17-18).

viernes, 22 de agosto de 2014

PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS AUTOR Y CONSUMADOR DE LA FE

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20 Hudson Taylor, uno de los primeros misioneros cristianos en entrar en China en 1854, tenía una vida de fe excepcional. Experimentó que Dios, en su amor, su poder y su fidelidad, puede darnos una salida en las situaciones más difíciles. ¡Qué descanso cuando dejamos a Jesucristo la dirección de nuestra vida! La biografía de Hudson Taylor comprende una voluminosa correspondencia. A continuación podemos leer un fragmento: «Ahora creo que las luchas, los esfuerzos, las aspiraciones, el esperar días mejores, no son el verdadero medio para llegar a la felicidad, a la santidad, a una vida útil. El más santo es el que posee mejor a Cristo dentro de sí y se goza totalmente en su obra cumplida en la cruz. Se trata de descansar, de no hacer esfuerzos para luchar; de poner la mirada en Jesús, de confiar en él para vencer… de descansar en el amor de un Salvador todopoderoso, gozosos por tener una salvación completa y porque estamos liberados del pecado. No se trata de luchar para tener la fe, sino de mirar a Aquel que es fiel, y de confiar totalmente en él, pues prometió que permanecería junto a mí y que nunca me abandonaría. No pensemos que esta experiencia, estas verdades, son sólo para una minoría. Ellas están al alcance de cada hijo de Dios. El único poder para ser liberado del pecado o para consagrarse realmente a Dios es Jesucristo.

jueves, 21 de agosto de 2014

CUANDO TENEMOS UN PROBLEMA O INCONVENIENTE QUE NOS SUPERA ¿A DONDE VAMOS? A ALGUIEN QUE SABEMOS NOS PUEDE AYUDAR..., BUENOOO ¡¡¡A ORAR SEA DICHO!!!

Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Santiago 4:8 Con mi voz clamé a Dios, a Dios clamé, y él me escuchará. Salmo 77:1 «Hacer una oración». Esta es una expresión que a veces se usa de forma irónica para hablar de una forma de misticismo o de superstición. La oración también puede ser la fórmula mágica para quienes desean que un proyecto les salga bien o que un deseo se cumpla. Como son conscientes de su incapacidad para resolver un problema, evocan la oración como último recurso. Pero, ¿eso es orar? La oración de un cristiano tampoco consiste en un conjunto de frases aprendidas de memoria que repetimos como una letanía, sino en una verdadera comunicación, una conversación con Dios. Es la expresión de confianza y dependencia con respecto a una persona que conocemos, igual que una petición de un niño a su padre. Conocer a Dios como un Padre que nos ama es haber aceptado la salvación que ofrece a todo hombre. Dios, por amor, quiso salvarme, adoptarme para que fuese su hijo. Mi primera oración consistirá en darle las gracias. Y teniendo esta buena relación puedo ir a él en todo momento. Ninguno de mis problemas es demasiado pequeño o demasiado grande para él. Sentiré la oración como una necesidad; será como la respiración de mi alma. ¿Disfruta usted el privilegio de tener una relación así con el gran Dios del cielo y de la tierra? “Acercaos a Dios” (Santiago 4:8). “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).

miércoles, 20 de agosto de 2014

TU ERES PEDRO Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARE MI IGLESIA..." (Mt. 16, 13:20).

1 Corintios 3:1-11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. —1 Corintios 3:11 La ciudad de Nördlingen, en Baviera, es única. Está ubicada en el medio del cráter Ries, una gran depresión circular causada hace muchos años por el impacto de un meteorito. La tremenda presión que produjo ese impacto dio como resultado una roca inusualmente cristalizada y millones de diamantes microscópicos. En el siglo xiii, estas piedras moteadas se usaron para construir la Iglesia de San Jorge. Los visitantes pueden ver los hermosos depósitos de cristal en su cimiento y en sus paredes. Podría decirse que tiene un fundamento celestial. La Biblia habla de una clase distinta de fundamento. El Señor Jesús vino a este mundo desde el cielo (Juan 3:13). Cuando regresó allí, después de su muerte y resurrección, dejó a sus seguidores, quienes se convirtieron en el «templo viviente» de Dios, del cual Él es el cimiento. El apóstol Pablo afirma: «Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo» (1 Corintios 3:11). El edificio de esa iglesia en Baviera está construido sobre un cimiento de trozos de roca del cielo físico, pero la Iglesia espiritual (todos los creyentes en Cristo) está cimentada en el supremo fundamento celestial: Jesucristo (Isaías 28:16; 1 Corintios 10:3-4). Alabemos a Dios porque, debido a lo que Jesús hizo, nuestra salvación es segura. ¿Sobre qué fundamento Cristo edificó su Iglesia? ¿Sobre un hombre? ¿Sobre un edificio? De ninguna manera. Sino de un entendimiento y conocimiento mutuo e individual con el Señor Jesucristo. —Cristo, la Roca, es nuestra esperanza segura.

martes, 19 de agosto de 2014

CRISTO ES EL ÚNICO QUE TE ACOMPAÑA HASTA DONDE VAS A ESTAR REALMENTE SEGURO

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Salmo 23:4 Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Lucas 23:43 Muchas veces oímos hablar del acompañamiento a personas moribundas. En esos momentos difíciles, el acompañamiento consiste en no dejar al enfermo solo, en ayudarle prodigándole cuidados, escuchándolo, animándolo y mostrándole simpatía. Personas formadas para ello tratan de calmar al paciente que está a punto de partir. Pero esas personas, que se ocupan con tanto esmero de acompañar a los moribundos, ¿saben ellas mismas a dónde van? Y si lo saben, ¿pueden libremente hablar de Cristo? ¡Acompañar, sí! Pero ¿a dónde? Una palabra de aliento no tiene sentido si el que la pronuncia carece de seguridad sobre el más allá. Sólo Jesucristo puede acompañar perfectamente a alguien a través de la muerte. Él conoce el camino, pues lo recorrió cuando él mismo pasó por la muerte, cuando fue clavado en la cruz. Pero es necesario haber tenido un encuentro con él en la vida, antes de enfrentarse a la muerte. Muchos no lo reconocen, pero en el fondo tienen miedo a ese paso de la vida a la muerte. Jesús desea llevar al moribundo no sólo palabras de consuelo, sino la paz de la conciencia y certitudes a las cuales la fe puede aferrarse. Para el creyente, la muerte es un pasaje que lo introduce en la presencia de su Salvador y lo conduce a la casa de su Padre. Y ante la muerte, puede recordar las palabras que Jesús dijo en la cruz al ladrón arrepentido: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).

lunes, 18 de agosto de 2014

AUNQUE EL SOL SE OSCUREZCA TENEMOS QUE CONFIAR

Apocalipsis 22:12-21 Ciertamente vengo en breve… —Apocalipsis 22:20 En un campo de concentración alemán, durante la Segunda Guerra Mundial, algunos presos norteamericanos elaboraron una radio casera sin ser descubiertos por los guardias. Un día, llegó la noticia de que los alemanes se habían rendido, lo cual puso fin a la guerra. Sin embargo, por problemas de comunicaciones, los guardias todavía no lo sabían. Una gran celebración estalló cuando corrió la noticia entre los prisioneros. Durante tres días, cantaron, saludaron con la mano a los guardias e hicieron bromas sobre la comida. Al cuarto día, cuando se despertaron, descubrieron que todos los alemanes habían huido. La espera había terminado. Varias historias bíblicas se centran en esperar: Abraham espera un hijo (Génesis 12–21); los israelitas esperan ser librados de Egipto; los profetas esperan el cumplimiento de sus predicciones; los discípulos esperan que Jesús actúe como el poderoso Mesías que aguardaban. Las últimas palabras del Señor al final de Apocalipsis son: «vengo en breve», seguidas de una oración resonante e inmediata: «Amén; sí, ven, Señor Jesús» (22:20). Por esta razón, seguimos esperando. Ahora bien, me pregunto: Mientras esperamos, ¿por qué solemos estar temerosos y angustiados? Como los prisioneros aliados, podemos actuar en función de la buena noticia que decimos que creemos. Después de todo, tener fe en Dios es creer de antemano lo que solamente tiene sentido al revés. —La espera prueba nuestra fe; por eso, aguardamos esperanzados.

domingo, 17 de agosto de 2014

!!MIRAD CUÁN BUENO Y CUÁN DELICIOSO ES HABITAR LOS HERMANOS JUNTOS EN ARMONÍA!!

Juan 17:20-26 … [soportaos] con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. —Efesios 4:2-3 Desde una altura de 320 kilómetros, Chris Hadfield, astronauta canadiense y comandante de la Estación Espacial Internacional, se unió a un grupo de alumnos en un estudio en la Tierra para cantar una canción titulada ¿Hay alguien cantando?, escrita en forma conjunta por Hadfield y Ed Robertson. Una frase de la canción me llamó la atención: «No se distinguen las fronteras desde aquí arriba». Aunque los seres humanos trazamos muchas líneas para separarnos los unos de los otros (nacionales, étnicas, ideológicas), la canción me hizo pensar que Dios no percibe tales distinciones. Lo importante para el Señor es que lo amemos a Él y los unos a los otros (Marcos 12:30-31). Como un padre amoroso, Dios desea que su familia esté unida. No podemos llevar a cabo lo que Él tiene preparado para nosotros si nos negamos a reconciliarnos unos con otros. En su oración más apasionada, una noche antes de que lo crucificaran, Jesús le rogó a Dios que uniera a sus seguidores: «para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros…» (Juan 17:21). El canto ilustra el concepto de la unidad, ya que armonizamos en la letra, la melodía y los ritmos. También puede promover la unidad al unirnos en un vínculo de paz, proclamar el poder de Dios mediante la alabanza y demostrar su gloria al mundo. —Cantar alabanzas a Dios nunca pasará de moda.

sábado, 16 de agosto de 2014

USTEDES SON CARTAS ABIERTAS

2 Corintios 5:16-21 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo… —2 Corintios 5:20 El primer contacto que tuvo Pete Peterson con Vietnam fue durante la guerra en ese país. En 1966, durante un bombardeo, su avión fue atacado y lo tomaron prisionero. Después de más de 30 años, volvió a Vietnam como embajador de los Estados Unidos. El artículo de un periódico lo llamó «un cartel andante de la reconciliación». Años antes, él se había dado cuenta de que Dios no le había salvado la vida para que viviera enojado, así que utilizó el resto de su existencia y su posición para promover mejores estándares de seguridad para los niños vietnamitas. Es un gran honor y responsabilidad ser nombrado representante del país natal ante otra nación. Como seguidores de Cristo, somos «embajadores en nombre de Cristo» (2 Corintios 5:20). Tal como Dios envió a Jesucristo para reconciliarnos con Él (v. 18), nosotros tenemos ahora el ministerio de la «reconciliación» (v. 19). Nuestro mensaje es que todos pueden hallar redención en Cristo porque Dios, «al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él» (v. 21). En respuesta al amor reconciliador que Jesús nos ofrece, podemos compartir ese amor con otras personas. Asumamos nuestra tarea con seriedad. Dondequiera que el Señor nos coloque en este mundo, puede utilizarnos como carteles andantes de la reconciliación en nombre de Jesucristo. Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. (2 Corintios 3:2-3) —Las buenas noticias que no se dan no son noticia en absoluto.

viernes, 15 de agosto de 2014

¿Y DESPUÉS DE LA MUERTE QUÉ?

Mateo 28:1-10 No está aquí, pues ha resucitado, como dijo… —Mateo 28:6 Estaba sentada al lado de la tumba de mi padre, esperando con mi familia que comenzara la sepultura privada de mi madre. El encargado del funeral llevaba la urna con las cenizas de ella. Yo tenía el corazón adormecido y la mente nublada. ¿Cómo podré enfrentar la pérdida de los dos en un lapso de solo tres meses? En medio de mi dolor, me sentía vacía, sola y con pocas esperanzas de poder enfrentar el futuro sin ellos. Después, el pastor leyó acerca de otra tumba. En la madrugada del primer día de la semana, las mujeres fueron al sepulcro de Jesús, llevando especias para colocar sobre su cuerpo (Mateo 28:1; Lucas 24:1). Se sorprendieron al descubrir que la tumba estaba abierta y vacía… y al ver un ángel. «No temáis», les dijo (Mateo 28:5). No tenían que tenerle miedo ni al sepulcro vacío ni al ángel, ya que este tenía una buena noticia para darles. Recuperé la esperanza cuando escuché: «No está aquí, pues ha resucitado, como dijo…» (v. 6). ¡La muerte había sido derrotada porque Jesús había vuelto a vivir! Apenas unos días antes de su muerte, Él les recordó a sus seguidores: «…porque yo vivo, vosotros también viviréis» (Juan 14:19). Aunque lamentamos la pérdida de nuestros seres amados, la resurrección de Jesús y su promesa de que hay vida después de la muerte nos dan esperanza. —Señor, gracias por el consuelo y la esperanza. ¿Qué haríamos sin ti? Porque Él vive, nosotros también vivimos.

jueves, 14 de agosto de 2014

ENSEÑANZA PRACTICA

1 Pedro 2:9-12 … para que […] glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. —1 Pedro 2:12 Todavía recuerdo el rostro sorprendido de mi amigo cuando entré corriendo por la puerta delantera de su casa hace casi 50 años, rodeado de una «banda» de abejas. Cuando salí por la puerta de atrás, me di cuenta de que las abejas ya no estaban. Bueno, en cierto modo… ¡ya que las había dejado dentro de la casa! Poco después, él también salió corriendo, perseguido por las abejas que yo le había llevado. Yo tuve varias picaduras sin muchas consecuencias, pero la experiencia de él fue diferente. Aunque solo tenía una o dos picaduras de «mis» abejas, se le inflamaron los ojos y la garganta tras una reacción alérgica. Mis acciones le habían provocado mucho dolor a mi amigo. Este es un cuadro de lo que sucede en nuestras relaciones interpersonales. Cuando no actuamos como cristianos, herimos a los demás. Aun después de pedir disculpas, la «picadura» sigue. La gente tendría razón al esperar que los seguidores de Cristo no fueran ásperos y mostraran paciencia. A veces, nos olvidamos de que las personas que luchan con la fe, la vida o con ambas cosas observan expectantes a los creyentes. Esperan ver menos enojo y más misericordia, menos juicio y más compasión, menos crítica y más estímulo. Jesús y Pedro nos dijeron que vivamos vidas buenas para que Dios sea glorificado (Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12). Que nuestras acciones y reacciones guíen a los que nos rodean hacia nuestro Padre amoroso. —Que los demás vean menos de mí y más de Jesús.

miércoles, 13 de agosto de 2014

NO LE DIGAS A DIOS CUAN GRANDES SON TUS PROBLEMAS DECILE A TUS PROBLEMAS CUAN GRANDE ES TU DIOS

Salmo 93 El Señor reina; se vistió de magnificencia; el Señor se vistió, se ciñó de poder. —Salmo 93:1 Las Cataratas del Iguazú, en la frontera entre Argentina y Brasil, son un espectacular conjunto de saltos de agua con 275 cascadas en una extensión de 2,7 kilómetros del Río Iguazú. Del lado brasilero, grabadas sobre un muro, están las palabras del Salmo 93:4: «El Señor, en las alturas, se muestra poderoso: más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más poderoso que los embates del mar» (nvi). Debajo de este texto, aparecen estas palabras: «Dios siempre es mayor que todos nuestros problemas». El autor del Salmo 93, que escribió sus palabras en una época cuando gobernaban reyes, sabía que, en definitiva, Dios es Rey por encima de todos. «El Señor reina», declaró. «Firme es tu trono desde entonces; tú eres eternamente» (vv. 1-2). Por más altas que sean las olas y furiosas las inundaciones, el Señor sigue siendo mayor que todo. El rugir de las cascadas es ciertamente majestuoso, pero es muy distinto estar en medio de las aguas que corren a toda velocidad hacia ellas. Quizá hoy estés en una situación así. Los problemas físicos, financieros o relacionales amenazan con ser cada vez peores y te sientes como si fueras a caer por las cataratas. En situaciones semejantes, los creyentes tienen Alguien a quien acudir: el Señor, «que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos» (Efesios 3:20), porque es mayor que todos nuestros problemas. —Nunca midas el poder ilimitado de Dios según tus limitadas expectativas.

martes, 12 de agosto de 2014

Y HALLÁNDOSE EN FORMA DE HOMBRE, SE HUMILLÓ ASÍ MISMO

2 Timoteo 2:1-7 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, […] ejemplo os he dado, para que […] vosotros también hagáis. —Juan 13:14-15 Se cuenta que, a fines del siglo xix, un grupo de pastores europeos asistió a una conferencia bíblica de D. L. Moody en los Estados Unidos. Como era su costumbre, dejaron los zapatos fuera de la habitación antes de irse a dormir, esperando que los empleados del hotel los limpiaran. Cuando Moody vio los zapatos, les mencionó a otros lo que había que hacer, ya que conocía la costumbre de aquellos hombres. Pero nadie le hizo caso. Entonces, Moody los juntó y él mismo los limpió. Un amigo que, inesperadamente, había ido a su cuarto reveló lo que Moody había hecho. Se corrió la voz y, durante las noches siguientes, otros se turnaron para limpiarlos. El estilo humilde de liderazgo de Moody inspiró a otros a seguir su ejemplo. El apóstol Pablo le recordó a Timoteo que «[se esforzara] en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2 Timoteo 2:1-2). Cuando recordamos que nuestra fortaleza resulta de la gracia de Dios, eso nos mantiene humildes. Entonces, con humildad, transmitimos la verdad divina al ser un ejemplo que anima e inspira a otros a seguirlo. Jesús es nuestro ejemplo de servicio; dio su propia vida por nosotros. —Señor, sé poco sobre la humildad. Enséñame mientras leo sobre tu ejemplo en tu Palabra. Dame la gracia para ser humilde y servir a los demás. La humildad es el resultado de conocer a Dios y de conocerse a uno mismo.

lunes, 11 de agosto de 2014

TODO LO QUE RESPIRA ALABE AL SEÑOR

Apocalipsis 4 … no cesaban […] de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. —Apocalipsis 4:8 «Cuando estás divirtiéndote, el tiempo vuela». Este dicho no tiene una base científica, pero la experiencia hace que parezca cierto. Cuando la vida es placentera, el tiempo pasa demasiado rápido. Dame una tarea que me gusta o una persona con la que me agrada estar, y el tiempo parece irrelevante. Mi experiencia en cuanto a esta «realidad» me ha dado una nueva perspectiva de la escena descrita en Apocalipsis 4. Antes, cuando pensaba en los cuatro seres vivientes sentados alrededor del trono de Dios, los cuales repetían las mismas palabras, pensaba: ¡Qué existencia tan aburrida! Ya no pienso lo mismo, sino que imagino las escenas que presenciaron con sus numerosos ojos (v. 8); considero la vista que tienen desde su lugar alrededor del trono de Dios (v. 6); pienso en su asombro ante la sabiduría del Señor y su amorosa interacción con los seres humanos descarriados. Después, reflexiono: ¿Qué mejor reacción podría haber? ¿Qué otra cosa puede decirse, sino «santo, santo, santo»? ¿Es aburrido repetir las mismas palabras todo el tiempo? No cuando estás en la presencia de alguien a quien amas; no cuando estás haciendo aquello para lo cual fuiste creado. Como los cuatro seres vivientes, fuimos hechos para glorificar a Dios. Nuestra vida nunca será aburrida si nos concentramos en Él y cumplimos ese propósito. —Un corazón en armonía con Dios no puede evitar alabarlo.

viernes, 8 de agosto de 2014

¿EN QUE SUSTENTO MI LIBERTAD?

Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Así que, si el Hijo (de Dios, Jesucristo) os libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8:34, 36 ¿Soy realmente libre? ¿Qué es la libertad? ¿Es sencillamente hacer lo que quiero? La Biblia nos lleva al principio, cuando Adán sólo tenía que respetar un mandamiento: no comer el fruto de cierto árbol. Pero comió precisamente de ese árbol. Por este primer acto de desobediencia, que demuestra un deseo de independencia, el pecado y la muerte entraron en el mundo (Romanos 5:12). Jesús nos habla de un joven que reivindicaba su libertad. Pidió a su padre la parte de su herencia y luego se fue a un país lejano donde malgastó todo. Pero allí, libre de ir de desenfreno en desenfreno, se halló en tanta necesidad que incluso deseaba saciar su hambre con la comida de los cerdos (Lucas 15:11-17). La libertad para hacer lo que queremos, ¿nos hace realmente felices cuando dejamos a Dios de lado? Satanás, siempre opuesto a Dios, lo afirma y hace toda clase de promesas. Por su parte, el hombre siempre ha buscado la independencia y evadido las obligaciones. Algunos incluso confunden la libertad con la permisividad e incluso con la impunidad. Los gobiernos crean leyes para tratar de poner ciertos límites a los excesos. Pero en nombre de la libertad uno se hace esclavo. Muy pronto las ilusiones se esfuman y la miseria moral llega inevitablemente. La verdadera felicidad y libertad sólo emergen cuando el hombre reconoce sinceramente su pecado, se arrepiente y se vuelve a Dios para hallar la salvación que da la cruz de Cristo. Para el creyente, la verdadera felicidad no consiste en disfrutar de la vida haciendo lo que le place, sino viviendo con Dios, tratando de hacer lo que le agrada.

jueves, 7 de agosto de 2014

QUE LA LUZ DE CRISTO SE PROYECTE A TRAVÉS MIO.

Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. Efesios 5:8-10 ¡Qué bella se ve la luna en el cielo! ¡Qué dulzura, hermosura y emoción ha producido la luna en la noche de los hombres! Sin embargo, la luna no tiene luz propia; lo único que hace es reflejar la luz del sol. Nos ofrece una luz que no proviene de ella. ¿Qué nos evocan esos espléndidos claros de luna? Amigos creyentes, somos “luz en el Señor”. ¿De qué luz se trata? Por supuesto, no se trata de una luz propiamente dicha, como la del sol. Tampoco es una luz intelectual, ni una luz de éxito social, ni siquiera proviene de las artes o de la cultura. La luz de la que habla el Evangelio es la luz de la vida (Juan 8:12). Emana del Señor Jesús, quien es “la luz del mundo”. Cuando él vino a la tierra, se levantó una nueva luz sobre la humanidad, la cual puso todo al descubierto. Para poder emitir esta luz de la vida, primero debemos ir a Jesús, a fin de tener la vida (Juan 5:40), una vida de relación con Dios. Es una relación de confianza que se traduce por un diálogo entre el creyente y Dios. Cuando leemos la Biblia, Dios nos habla; cuando oramos, somos nosotros quienes le hablamos. Entonces nuestra vida resplandece; brilla ante los que nos rodean mediante una forma de hablar llena de amor, justicia y verdad. ¿Sucede esto en mi vida? Así como la luna refleja un poco la luz de sol, ¿lo que digo y lo que hago muestra un poco la luz de Cristo a los que me rodean?

miércoles, 6 de agosto de 2014

COMO LIBERARSE

Romanos 8:1-11 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús… —Romanos 8:1 El elefante es el animal más grande de la Tierra… y uno de los más poderosos. No obstante, solo hace falta una cuerda fuerte para controlarlo. Se consigue de este modo: cuando el elefante es joven, se lo ata a un árbol grande. Durante semanas, hará fuerza y tirará, pero la soga lo mantiene inmóvil. Entonces, con el tiempo, no lo intenta más. Más tarde, cuando el animal alcanza todo su tamaño y fuerza, ya no lucha para liberarse, porque, en cuanto siente resistencia, se detiene. Sigue creyendo que está cautivo y que no puede soltarse. Satanás puede aplicar una treta similar para mantenernos esclavizados. La Biblia nos asegura que «…ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu» (Romanos 8:1). Hemos sido «[librados] de la ley del pecado y de la muerte» (v. 2). Pero el enemigo de nuestra alma trata de hacernos creer que seguimos dominados por el pecado. ¿Qué hacemos, entonces? Reflexionar en lo que Cristo ha hecho: murió por nuestros pecados y puso fin a su control sobre nosotros (v. 3). Resucitó de los muertos y nos dio el Espíritu Santo. Ahora recibimos poder para vivir de manera victoriosa en Él porque «el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también [nuestros] cuerpos mortales por su Espíritu que mora en [nosotros]» (v. 11). En Cristo, somos liberados. —Experimenta la verdadera libertad: somete todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

lunes, 4 de agosto de 2014

¿DONDE VIVES?

Romanos 5:15-21 … abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios… —Romanos 5:15 La mansión Graceland, en Menfis, Tennessee, en los Estados Unidos, es una de las casas más visitadas de ese país. Se construyó en la década de 1930 y se le puso ese nombre en honor a la tía abuela (Grace) del dueño original. Posteriormente, se hizo famosa por ser la casa del cantante Elvis Presley. Me encanta el nombre Graceland [Tierra de la gracia] porque describe el territorio asombroso donde Dios me colocó cuando perdonó mis pecados y me hizo hijo suyo. Me sacó de las tinieblas y me introdujo en su «tierra de la gracia». El apóstol Pablo afirma que «abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo» (Romanos 5:15). ¡Estaré siempre agradecido porque ese «muchos» me incluye a mí y porque el amor de Dios me ha trasladado al territorio de su gracia maravillosa, infinita e incomparable! Piensa en la bendición de estar en la tierra de la gracia del Señor. Es un ámbito donde tenemos entrada a su presencia y donde esa misma gracia continúa fluyendo diariamente en nuestra vida. Pablo señala que, aun en tiempos de desesperación, Dios nos concede la gracia suficiente para que salgamos adelante (ver 2 Corintios 12:9). Independientemente de lo que nos suceda, nada puede sacarnos de la esfera de la gracia divina.