jueves, 7 de noviembre de 2013

CÓMO DIOS PROVEE SEGÚN LA BIBLIA - Parte 1

“MI DIOS, PUES, SUPLIRÁ TODO LO QUE OS FALTA…” (Filipenses 4:19) Dios usará a distintas personas en momentos distintos para satisfacer distintas necesidades en tu vida. Se sirvió del faraón para alimentar a los israelitas. ¡Imagínate! Cuando hubo hambre, guió a su pueblo hacia Egipto e hizo que el faraón lo alimentara durante cuatrocientos años. Fíjate en esto: Cuando le pides algo a Dios, no Le digas a quién debe utilizar para dártelo. Escucha las palabras de Jesús: “…rebosando darán en vuestro regazo…” (Lucas 6:38). Cuando Dios quiere bendecirte, ¡algunas veces enviará a alguien! Pero si eres demasiado orgulloso como para aceptar su ayuda, no la obtendrás. O si limitas al Señor a actuar sólo a través de personas que conoces y te gustan, perderás de nuevo “el tren”. Dios se sirvió del faraón porque él no era el tipo de persona para estar encantado con él. El Señor no quiere que te enganches a nadie más que a Él. Dios te puede bendecir a través de tu jefe, el inspector de hacienda, el vendedor de coches, el gestor del banco y ¡hasta aquellos que no te tratan bien! Fue la traición por parte de sus hermanos lo que hizo que José llegase a ser Primer Ministro de Egipto. Gente entrará y gente saldrá de tu vida. Alaba a Dios cuando lleguen y alaba a Dios cuando se vayan, y recuerda: “Si Él me ha bendecido antes, lo hará de nuevo” – y sigue caminando. Egipto se convirtió en un problema sólo cuando el pueblo de Dios ¡llevaba allí demasiado tiempo! No te apoyes en otros demasiado tiempo, o llegarás a idolatrar al instrumento de tu bendición, el cual puede acabar controlándote. Esto sería un problema, ya que Dios dijo: “No tendrás dioses ajenos delante de Mí” (Éxodo 20:3). “¿QUÉ ES ESTO…?” (Éxodo 16:15) Dios te librará de la dependencia de cualquier otra mano distinta a la suya. Él permitirá al “faraón” que te “alimentó” el año pasado, abusar de ti en éste. Después te llevará al “desierto” y te enseñará a confiar sólo en Él. Fíjate: (1) Quizás no reconozcas tu provisión al principio. La palabra ‘maná’ significa: ’¿Qué es esto?’. Nunca habían visto nada parecido. Aceptarlo requería fe. No temas de algo por no venir “empaquetado” como a ti te gusta. En vez de eso di: ”Señor, si es de acuerdo a tu deseo, lo acepto, estoy agradecido y empezaré vivir de ello”. (2) Lo primero que debían hacer cada mañana era recoger el maná. ¿Por qué? Porque al mediodía el sol lo derretía. Antes que nada, ve y recoge tu “maná”. Aliméntate con la Palabra de Dios antes de que el enemigo tenga oportunidad de golpearte. Después de hacerlo, ya puedes enfrentarte a cualquier cosa que te traiga el día. (3) Recibes de acuerdo a tus necesidades, no a las de tu vecino. Dios no te va a bendecir para que puedas competir con tu vecino de “la tienda” de al lado; si él tiene más hijos que alimentar, recibirá más “maná”. Deja de medir tus bendiciones con las de los demás. Tus bendiciones dependen de dos cosas: (a) La cantidad que necesitas para realizar lo que el Señor te ha encomendado; (b) El grado en que Dios te las pueda confiar. Así que deja de comparar y quejarte de lo que Él da a tu vecino, y empieza agradecer el “¿qué es esto?” que el Señor ha puesto a “la entrada de tu tienda”.

No hay comentarios: