sábado, 29 de abril de 2017

LAS COSAS FUERON HECHAS Y EXISTEN POR LA FE DE DIOS

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (v. 1). Hebreos 11:1-8 Era tarde cuando paramos a pasar la noche en una hostería a las afueras de Múnich. Nuestra cómoda habitación tenía balcón, aunque una densa niebla no nos permitía ver en la oscuridad. Pero, cuando salió el sol, la neblina empezó a desaparecer. Entonces, pudimos ver lo que había estado lúgubremente escondido la noche anterior: una pradera tranquila e idílica de un verde exuberante, ovejas pastando con campanillas en sus cuellos, y grandes nubes blancas en el cielo, que parecían más ovejas… ¡ovejas mullidas y gigantes! A veces, la vida puede enturbiarse en una densa niebla de desesperación. Nuestra situación puede parecer tan oscura que empezamos a perder la esperanza. Pero, así como el sol levanta la neblina, nuestra fe en Dios puede disipar la niebla de la duda. Hebreos 11 define la fe como «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (v. 1). Luego, el pasaje nos recuerda la fe de Noé, que «fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían», y aun así, obedeció (v. 7). También habla de Abraham, quien fue donde Dios le indicó, aunque no sabía adónde iba (v. 8). Aunque no lo vemos y a veces no podemos sentir su presencia, Dios está siempre presente y nos ayudará a atravesar nuestras noches más oscuras. Padre, gracias por tu promesa de caminar con nosotros toda la vida. Tú fe Señor da por hecho lo que todavía no vemos.

miércoles, 19 de abril de 2017

DIOS ES EL ÚNICO DIGNO DE SER ALABADO

Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas (v. 3). Salmo 148:1-6 Las puestas de sol. Las personas suelen dejar lo que están haciendo para observarlas… les sacan fotos… disfrutan de la hermosa vista. Hace poco, mi esposa y yo miramos cómo el sol se ponía sobre el Golfo de México. Estábamos rodeados de una multitud que se había reunido en la playa para observar este fenómeno nocturno. Cuando el sol desapareció por completo en el horizonte, todos empezaron a aplaudir. ¿Por qué la gente responde de esa manera? El libro de los Salmos nos ofrece un indicio. El salmista escribió cómo Dios le ordena al sol que alabe a su Creador (Salmo 148:3). Y, dondequiera que los rayos del sol brillan sobre la Tierra, las personas se sienten inspiradas a alabar junto a ellos. La belleza de la naturaleza habla a nuestra alma como pocas otras cosas. No solo puede hacernos parar en seco y captar nuestra atención, sino que también tiene el poder de hacernos mirar al Creador de esa belleza. La maravilla de la vasta creación de Dios puede llevarnos a hacer una pausa y recordar lo que es verdaderamente importante. En última instancia, nos recuerda que, detrás de la espectacular entrada y salida del día, hay un Creador que amó de tal manera al mundo que hizo que entrara en él para redimirlo y restaurarlo. Disfruto del mundo que creaste, con su variedad y su color. ¡Me asombras, Señor! Únete a Dios y deléitate en todo lo que Él ha hecho.

sábado, 15 de abril de 2017

JESÚS NACIÓ POR AMOR VIVIÓ POR AMOR Y MURIÓ POR AMOR

… por cuanto derramó su vida hasta la muerte… (v. 12). Isaías 53:9-12 Mientras nos despedíamos de mis padres, mi hija rompió en llanto. Después de visitarnos en Inglaterra, ellos regresaban a Estados Unidos. «No quiero que se vayan», dijo ella. Comencé a consolarla, y mi esposo señaló: «Me temo que ese es el precio del amor». Quizá sintamos dolor al separarnos de nuestros seres queridos, pero Jesús sintió la separación suprema cuando pagó el precio del amor en la cruz. Él, que era tanto humano como Dios, cumplió la profecía que Isaías había pronunciado 700 años antes, cuando llevó «el pecado de muchos» (Isaías 53:12). En este capítulo, vemos profundos indicadores que señalan a Jesús como el Siervo sufriente. Por ejemplo, cuando dice que él «herido fue por nuestras rebeliones» (v. 5) —lo cual se cumplió cuando lo clavaron en la cruz y cuando un soldado le abrió el costado (Juan 19:34) — y al declarar que «por su llaga fuimos nosotros curados» (Isaías 53:5). Por amor, Jesús vino a la Tierra como un bebé. Por amor, soportó el maltrato de los maestros de la ley, las multitudes y los soldados. Por amor, sufrió y murió para ser el sacrificio perfecto, al ocupar nuestro lugar ante el Padre. Vivimos gracias al amor. Señor Jesús, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos a ser misericordiosos con los demás. Muéstranos cómo podemos compartir tu amor con otros hoy. Jesús fue el sacrificio perfecto que murió para darnos vida.

sábado, 8 de abril de 2017

NUESTRA LUCHA NO ES CONTRA CARNE NI SANGRE

De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, 3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Satanás ha enviado el mismo espíritu de disensión entre nosotros hoy. Porque sabe que una casa dividida contra sí no permanecerá. También sabe que si todos nos unimos en la fe, llegaremos a la estatura de la plenitud de Cristo Jesús (Efesios 4:13). Por ese motivo él ha encargado a un espíritu de disensión que opere en nuestra vida social y en nuestros hogares. Él se propone hacer lo mismo que hizo en Corinto: despertar celo, contiendas y disensiones para impedir nuestro crecimiento espiritual. Pero no tenemos de dejarnos llevar por ese espíritu. Al contrario, dice Pablo: “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15). Comparemos “siguiendo la verdad en amor” con “celos, contiendas y disensiones”. Nada que ver… ¿no es así? No podemos hacer ambas cosas a la vez. Hablar la verdad en amor nos hará crecer; pero pelear, tener envidia y separarse nos hará volver a la inmadurez. No hay que obedecer al espíritu de disensión para que Satanás no pueda impedir nuestro crecimiento espiritual, sino hablemos la verdad en amor y “crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”.

domingo, 2 de abril de 2017

PORQUE LOS OJOS DEL SEÑOR ESTÁN SOBRE LOS JUSTOS, Y SUS OÍDOS ATENTOS A SUS ORACIONES

… fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido (v. 12). Daniel 10:1-14 Mi hija le envió un mensaje de texto a una amiga, esperando que le respondiera pronto. Apenas momentos después, empezó a disgustarse y a quejarse molesta por la demora. La irritación dio lugar a la preocupación, y mi hija se preguntó si la falta de respuesta indicaría un problema entre ella y su amiga. Al rato, llegó la respuesta, y mi hija se sintió aliviada. Simplemente, su amiga había estado resolviendo los detalles necesarios para responder. El profeta Daniel también esperaba con ansias una respuesta. Después de recibir una visión espantosa de una gran guerra, ayunó y buscó a Dios en humilde oración (10:3, 12). Durante tres semanas, no hubo respuesta (vv. 2, 13). Por fin, apareció un ángel y le aseguró que sus oraciones habían sido escuchadas «desde el primer día». Desde entonces, el ángel había estado batallando a favor de esas oraciones. Aunque Daniel no lo sabía, Dios había estado obrando cada día desde su primera oración hasta la llegada del ángel. Saber que Dios oye nuestras oraciones (Salmo 40:1) puede ponernos ansiosos si su respuesta no llega rápido. Solemos preguntarnos si le importará lo que nos pasa. Sin embargo, la experiencia de Daniel nos recuerda que Dios obra a favor de aquellos que ama, aunque no podamos verlo. Señor, ayúdame a confiar en tu cuidado por mí aunque no pueda verlo. Dios siempre está obrando a favor de su pueblo.