jueves, 30 de enero de 2014

MI AMIGO ME NECESITA

1 Juan 3:11-18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. —1 Juan 3:18 Hace poco, mi esposa Janet y yo le compramos una buena cantidad de carne a un amigo que criaba ganado en una pequeña granja. Era más barata que en la tienda de comestibles, y la pusimos en el congelador para usarla durante los meses siguientes. Tiempo después, una terrible tormenta con rayos dejó la zona sin electricidad. Durante las primeras 24 horas, confiábamos en que la carne se mantendría congelada, pero cuando llegó el segundo día y aún no había novedades de que volviera la electricidad, empezamos a preocuparnos. Contactamos a Ted, un miembro de nuestro grupo de estudio bíblico, para que nos aconsejara qué hacer. Él canceló una cita y apareció en nuestra casa con un generador para suministrar electricidad al congelador. Estábamos agradecidos por su ayuda, y sabíamos que nacía de su amor a Cristo. El antiguo dicho «en la necesidad se conocen los verdaderos amigos» cobró un nuevo significado para nosotros. En 1 Juan 3:18, el apóstol nos recuerda: «Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad». A veces, esto implica perder nuestra comodidad para ocuparnos de las necesidades de otros o recibir esa ayuda cuando la precisamos. Después de todo lo que Cristo hizo por nosotros, es una bendición ser sus manos y sus pies al amarnos unos a otros. Cuando amamos a Cristo, amamos a los demás.

miércoles, 29 de enero de 2014

GRANDES EXPECTATIVAS

Filipenses 1:12-21 Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; […] como siempre, ahora también será magnificado Cristo… —Filipenses 1:20 Una vez, le pregunté a un consejero cuáles eran los temas más importantes por los que la gente acudía a él. Sin vacilar, afirmó: «La raíz de muchos problemas son las expectativas frustradas. Si no se tratan, generan enojo y amargura». En nuestros mejores momentos, es fácil esperar encontrarnos en un buen lugar, rodeados de personas que nos quieren y nos elogian. Pero la vida tiene una tendencia a frustrar esas expectativas. ¿Qué hay que hacer? Encerrado en una cárcel y mortificado por algunos creyentes de Roma que no lo apreciaban (Filipenses 1:15-16), Pablo permanecía sorprendentemente entusiasta. Consideraba que Dios le había dado un nuevo campo misionero. Bajo arresto domiciliario, les testificaba de Cristo a los guardias, lo cual introdujo el evangelio en la casa del César. Y aunque sus opositores predicaban el evangelio por motivos equivocados, Cristo era predicado, y Pablo se regocijaba (v. 18). El apóstol nunca esperó estar en un gran lugar ni resultar agradable a todos. Solamente deseaba que Cristo fuera magnificado en él (v. 20). No estaba decepcionado. Si nuestra expectativa es manifestar a Cristo ante quienes nos rodean, sin importar dónde ni con quiénes estemos, nos sentiremos más que satisfechos. El Señor será magnificado. —Señor, que mi vida no dependa de mis expectativas, sino de glorificarte a ti. Que tu amor, misericordia y justicia sean hoy magnificadas a través de mí. Que tu única expectativa sea magnificar a Cristo donde y con quien estés.

martes, 28 de enero de 2014

MEJOR QUE LO PLANEADO

Efesios 5:15-21 Dando siempre gracias por todo… —Efesios 5:20 Las interrupciones no son nada nuevo, y es raro que pase un día tal como lo hemos planeado. La vida está llena de inconvenientes. Fuerzas más allá de nuestro control frustran permanentemente nuestros planes. La lista es larga y variable: enfermedad, conflicto, embotellamientos de tránsito, olvidos, artefactos que se rompen, rudeza, pereza, impaciencia, incompetencia. No obstante, lo que no podemos ver es el otro lado de los inconvenientes. Pensamos que el único propósito es desanimarnos, dificultarnos la vida y estropear nuestros planes, pero podrían ser una forma de protección divina frente a peligros ocultos o una oportunidad para demostrar la gracia y el perdón de Dios. Tal vez sean el comienzo de algo aun mejor de lo planeado o una prueba para ver nuestra reacción ante la adversidad. En cualquier caso, aunque no veamos la razón del Señor, podemos estar seguros de su objetivo: hacernos más como Jesús y extender su reino en la Tierra. Sería un error decir que los seguidores de Dios a lo largo de la historia han «padecido inconvenientes», ya que el Señor tenía un propósito. Al saberlo, podemos darle gracias y confiar en que está dándonos una oportunidad de redimir el tiempo (Efesios 5:16, 20). —Señor, cuántas veces me enfrento con cosas pequeñas que parecen grandes e innumerables. Cuando sienta la tentación de perder el control, culpar a alguien o bajar los brazos, ayúdame a verte. Lo que nos sucede a nosotros no se compara con lo que Dios hace en y a través de nuestra vida.

lunes, 27 de enero de 2014

LA MARAVILLA DE LA CRUZ

Hebreos 12:1-4 Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz… —Hebreos 12:2 Mientras visitaba Australia, una noche particularmente despejada tuve la oportunidad de ver la Cruz del Sur. Ubicada en el hemisferio sur, esta constelación es una de las más visibles. Ya en el siglo xv, los marineros y los navegantes comenzaron a basarse en ella para determinar su posición y navegar por los mares. Aunque es relativamente pequeña, se ve durante casi todo el año. Aquella noche, la Cruz del Sur brillaba tanto en medio de la noche oscura, que aun yo pude distinguirla entre el cúmulo de estrellas. ¡Fue una vista realmente magnífica! Las Escrituras nos hablan de una cruz aun más maravillosa: la cruz de Cristo. Cuando miramos las estrellas, vemos la obra del Creador; pero cuando miramos la cruz, vemos al Creador que murió por su creación. Hebreos 12:2 nos invita a poner «los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios». Lo maravilloso de la cruz del Calvario es que, aún siendo nosotros pecadores, nuestro Salvador murió por nosotros (Romanos 5:8). Los que colocan su fe en Cristo están ahora reconciliados con Dios, y Él los guía por la vida (2 Corintios 1:8-10). ¡El sacrificio de Cristo en la cruz es la más grandiosa de todas las maravillas! La cruz de Cristo es el único puente seguro hacia la eternidad.

domingo, 26 de enero de 2014

UN DÍA COMÚN Y CORRIENTE

Mateo 24:36-44 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. —Mateo 24:42 Mientras recorría una exposición en un museo titulada «Un día en Pompeya», me llamó la atención que se repetía permanentemente el tema de que el 24 de agosto del 79 d.C. había empezado como un día común y corriente. La gente realizaba sus actividades habituales en sus casas, en el mercado y en el puerto de esta próspera ciudad romana de 20.000 personas. A las ocho de la mañana, empezaron a verse una serie de emanaciones en el cercano Monte Vesubio, las cuales fueron seguidas durante la tarde por una violenta erupción. En menos de 24 horas, Pompeya y muchos de sus habitantes quedaron sepultados debajo de una espesa capa de ceniza volcánica. Algo totalmente inesperado. Jesús les dijo a sus discípulos que volvería un día mientras la gente estuviera ocupada en sus tareas, comiendo, casándose, y sin tener la menor idea de lo que estaba a punto de suceder. «Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:37). El propósito del Señor era instar a sus discípulos a velar y estar preparados: «Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis» (v. 44). ¡Qué sorpresa gozosa sería dar la bienvenida a nuestro Salvador durante este día común y corriente! ¡Quizá sea hoy!

martes, 21 de enero de 2014

DESAFIO PELIGROSO

2 Crónicas 20:1, 15-22 … no es vuestra la guerra, sino de Dios. —2 Crónicas 20:15 Mientras millones de personas miraban por televisión, Nik Wallenda cruzaba las Cataratas del Niágara sobre un cable de 540 metros de largo y solo unos 13 centímetros de diámetro. Tomó todas las precauciones posibles, pero además del drama y del peligro de la altura y las aguas rugientes, una espesa niebla le dificultaba la visión, el viento le complicaba el equilibrio y el rocío que levantaba la catarata le impedía afirmar bien los pies. En medio de estos peligros (y quizá debido a ellos), confesó que «oró mucho» a Dios y lo alabó. Los israelitas también alabaron a Dios en medio de un desafío peligroso: un grupo numeroso de guerreros se había reunido para pelear contra ellos (2 Crónicas 20:2). Después de pedirle humildemente ayuda al Señor, el rey Josafat designó a un coro para que marchara delante del ejército israelita. Estos adoradores cantaban: «Glorificad al Señor, porque su misericordia es para siempre» (v. 21). Cuando empezaron a cantar, Dios hizo que las fuerzas enemigas se atacaran y destruyeran entre sí. Alabar a Dios en medio de un desafío tal vez signifique dejar de lado nuestros instintos naturales. Tendemos a protegernos, preocuparnos y aplicar estrategias; sin embargo, la adoración puede proteger nuestro corazón de los pensamientos inquietantes y la dependencia propia. Nos recuerda la lección que aprendieron los israelitas: «… no es [nuestra] la guerra, sino de Dios» (v. 15). No importa qué esté por delante, Dios siempre está por detrás de nosotros.

lunes, 20 de enero de 2014

DOS HOMBRES

Juan 11:30-37 … se estremeció en espíritu y se conmovió […]. Jesús lloró. —Juan 11:33, 35 Dos hombres fueron asesinados el mismo día en nuestra ciudad. El primero, un oficial de policía, fue baleado mientras intentaba ayudar a una familia. El otro vivía en la calle, y lo mataron mientras bebía con unos amigos durante la madrugada. Toda la ciudad se lamentó por el policía, ya que era un joven correcto que se preocupaba por los demás y a quien apreciaban todos los vecinos del barrio donde trabajaba. Algunos que vivían en la calle se lamentaron por el amigo que habían perdido y al cual amaban. Pienso que el Señor se condolió con todos ellos. Cuando Jesús vio a María, Marta y sus amigos llorando por la muerte de Lázaro, «se estremeció en espíritu y se conmovió» (Juan 11:33). El Señor amaba a Lázaro y a sus hermanas. Aunque sabía que poco después resucitaría a Lázaro de entre los muertos, lloró con ellas (v. 35). Algunos eruditos bíblicos piensan que parte del llanto de Jesús también podría haber sido por lo que significa la muerte en sí, y por el dolor y la tristeza que genera en el corazón de las personas. Las pérdidas forman parte de la vida. Pero, como Jesús es «la resurrección y la vida» (v. 25), los que creen en Él experimentarán un día el final de toda muerte y tristeza. Mientras tanto, Él llora con nosotros por nuestras pérdidas y nos pide que lloremos con los que lloran (Romanos 12:15). La compasión ayuda a sanar las heridas de los demás.

jueves, 16 de enero de 2014

ALABANZA PUBLICA

Salmo 96 Proclamad entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas. — Salmo 96:3 Me encanta un video de YouTube, donde un grupo de personas en el patio de comidas de un centro comercial y en medio de sus rutinas fue repentinamente interrumpido por alguien que empezó a cantar el Aleluya de Händel. Para sorpresa de todos, alguien se puso de pie y se unió al canto, y después otro y otro más. Al poco tiempo, el lugar resonaba con los inolvidables acordes de esta obra maestra de la música. Una empresa local de ópera había ubicado a sus cantantes en lugares estratégicos, para que pudieran interpolar con gozo la gloria de Dios en la vida diaria de los compradores. Cada vez que miro el video, se me caen las lágrimas. Me recuerda que somos específicamente llamados a glorificar al Señor en la cotidianidad de nuestro mundo mediante los bellos acordes de una vida de semejanza a Él. Lo hacemos al incorporar intencionalmente la gracia de Dios en una situación para que alguien que no lo merece tenga una segunda oportunidad, al compartir el amor de Cristo con algún necesitado, al ser las manos de Jesús para levantar a un amigo agotado o apaciguar una situación caótica y confusa. El salmista nos recuerda que tenemos el privilegio sublime y santo de declarar «entre las naciones su gloria, en todos los pueblos sus maravillas» (Salmo 96:3). ¡Sorprende al mundo reflejando a través de ti las maravillas de Cristo!

martes, 14 de enero de 2014

DULCE REPOSO

Salmo 4 Tú diste alegría a mi corazón… —Salmo 4:7 Por más que lo intentemos (dando vueltas en la cama, acomodando la almohada de diferentes formas), a veces no podemos dormirnos. Después de brindar algunas buenas sugerencias sobre cómo dormir mejor durante la noche, un artículo de un periódico concluía que, en realidad, no hay una «manera correcta» de dormir. Hay varias razones por las que se nos va el sueño, y en muchos casos, no podemos hacer nada. Pero a veces, ese indeseado insomnio se debe a ansiedades, preocupaciones o sentimientos de culpa. Entonces, el ejemplo de David en el Salmo 4 puede ayudarnos. Él clamó a Dios pidiéndole misericordia y que escuchara su oración (v. 1). También trajo a su mente que el Señor ciertamente lo oía cuando lo invocaba (v. 3). Por eso, el salmista nos insta: «Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad» (v. 4). Centrar nuestra mente en la bondad, la misericordia y el amor de Dios, y en su amor a su Palabra, a nuestros seres queridos y a nosotros puede ayudarnos a confiar en Él (v. 5). El Señor desea ayudarnos a dejar de lado nuestras preocupaciones en cuanto a cómo solucionar nuestros problemas, y a confiar en que Él se ocupará de dar una salida. Dios puede dar alegría a nuestro corazón (v. 7) para que podamos acostarnos y dormir en paz, porque solamente Él nos hace vivir confiados (v. 8). Aun cuando no podamos dormir, Dios puede darnos descanso.

domingo, 12 de enero de 2014

CUBIERTOS

Lucas 1:26-38 … El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra… —Lucas 1:35 Hoy hace 50 años, el asesinato del presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy dejó pasmado al mundo entero. El día después de que le dispararon, un artículo del periódico londinense The Times habló de las repercusiones del hecho en los mercados financieros en todo el planeta. Se titulaba: «Todos los otros eventos quedaron relegados por la tragedia en los Estados Unidos». Hay momentos en nuestra vida cuando una muerte, una tragedia o un repentino giro de los acontecimientos eclipsan todo lo demás. Le sucedió a una joven soltera a quien se le dijo que se convertiría en la madre del Mesías prometido, el Hijo de Dios (Lucas 1:26- 33). Cuando preguntó en qué momento ocurriría, el ángel Gabriel declaró: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (v. 35). La imposibilidad en la vida de María no fue cubierta por la oscuridad, sino por la brillantez de la gloria y el poder de Dios. Su respuesta sigue dejándonos asombrados: «Hágase conmigo conforme a tu palabra» (v. 38). Durante las semanas siguientes, mientras volvemos a leer la historia de la Navidad y pensamos en el nacimiento de Jesús en nuestro mundo, vale la pena reflexionar en la palabra cubrirá, ya que habla de una manera sumamente poderosa de la presencia del Señor en nuestro corazón y su capacidad de hacer relumbrar los momentos más oscuros. En toda situación, el amor y el poder de Dios nos cubren.

viernes, 10 de enero de 2014

¿CÓMO PROVEE DIOS?

Deuteronomio 24:19-22 El que labra su tierra se saciará de pan… —Proverbios 12:11 Fuera de la ventana de mi oficina, las ardillas se apresuran a enterrar sus bellotas en un lugar seguro y accesible antes de que llegue el invierno. Me divierte su conmoción. Un rebaño de ciervos puede atravesar nuestro patio trasero sin que se oiga, pero una ardilla suena como una invasión. Estas dos criaturas también se diferencian en otro aspecto. Los ciervos no se preparan para el invierno. Cuando llega la nieve, comen cualquier cosa que encuentren en el camino (incluso los arbustos que adornan nuestro jardín). Pero las ardillas se morirían de hambre si siguieran su ejemplo; serían incapaces de hallar el alimento apropiado. El ciervo y la ardilla representan las maneras en que Dios se ocupa de nosotros: permite que trabajemos y ahorremos para el futuro, y suple nuestra necesidad cuando escasean los recursos. Tal como enseña la literatura sapiencial, el Señor nos da temporadas de abundancia para que podamos prepararnos para los tiempos de necesidad (Proverbios 12:11). Y como dice el Salmo 23, el Señor nos guía a través de lugares peligrosos hacia pastos agradables. Otra forma en que Dios provee es instruyendo a quienes tienen abundancia a que compartan con los necesitados (Deuteronomio 24:19). Así que, cuando se trata de proveer, la Biblia enseña: Trabajemos mientras podamos, ahorremos lo que podamos, compartamos lo que podamos y confiemos en que Dios suplirá nuestras necesidades. Nuestras necesidades nunca agotarán el suministro divino.

jueves, 9 de enero de 2014

MIRARSE EN EL ESPEJO

Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron los lentes en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones. Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo: El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto. El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: Querido, estás mirando un espejo. Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. Debemos mirarnos en el espejo más a menudo, observar bien para detectarlas, y tener el valor moral de corregirlas es más fácil negarlas que reconocerlas, por eso es necesario hacer a un lado el orgullo pues sólo con humildad podremos ver nuestros defectos y corregirlos. El que encubre sus faltas no prosperará, más el que las admite y se parta alcanzará misericordia. Proverbios 28:13

miércoles, 8 de enero de 2014

BELLISIMA POR DENTRO

Romanos 8:1-11 … el ocuparse del Espíritu es vida y paz. —Romanos 8:6 Es una casa bastante sencilla junto a una carretera muy transitada. Al carecer de rasgos distintivos, es fácil no prestarle atención. Pero el otro día, cuando pasé por allí, vi un cartel en el jardín: «Se vende», al cual estaba pegado otro aviso más pequeño que anunciaba con agrado: «Es bellísima por dentro». Aunque no tengo interés en comprar otra casa, el cartel me llamó la atención. ¿Qué podría convertir esta casa supuestamente intrascendente en bellísima por dentro? También me llevó a preguntarme: ¿Podría ese cartel aplicarse a nosotros como seguidores de Cristo? Piénsalo. Sin importar cuál sea nuestro aspecto exterior, deberíamos tener una belleza interior que revele el amor de Dios y su obra en nuestra vida? ¿Qué dice la Biblia sobre la belleza interior? Podemos empezar con Romanos 7:22: «Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios». Algunos versículos más adelante, en Romanos 8:6, Pablo habla de una mente controlada por el Espíritu, caracterizada por tener «vida y paz». En Gálatas, vemos que permitir que el Espíritu controle nuestro ser interior producirá el «fruto del Espíritu» (5:22), un hermoso racimo de cualidades, tales como amor, gozo, paz, paciencia y benignidad. Deleitarnos en las Escrituras y permitir que el Espíritu obre en nuestro corazón nos hará bellos interiormente… y dará como resultado una vida que honra a Dios. La rectitud de corazón produce belleza de carácter.

martes, 7 de enero de 2014

ENFRENTAR EL PASADO

Hechos 9:20-30 … trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. —Hechos 9:26 Chuck Colson, fundador de Prison Fellowship [Ministerio carcelario], pasó 40 años ayudando a personas a oír y entender el evangelio de Jesucristo. Cuando murió, en abril de 2012, un artículo en un periódico se titulaba: «Charles Colson, el hombre de los “trucos sucios” de Nixon, muere a los 80 años». Era sorprendente que un hombre tan transformado por la fe fuera identificado por cosas que había hecho como asistente presidencial políticamente inescrupuloso décadas antes de conocer al Salvador. La conversión del apóstol Pablo y su testimonio cristiano inicial fueron recibidos con escepticismo y temor. Cuando empezó a predicar que Jesús era el Hijo de Dios, la gente murmuraba: «¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá…?» (Hechos 9:21). Más tarde, cuando fue a Jerusalén y trató de unirse a los discípulos, estos le tenían miedo (v. 26). En los años siguientes, Pablo nunca ignoró el pasado, sino que hablaba de él como una prueba de la misericordia de Dios (1 Timoteo 1:13-14). Al igual que el apóstol Pablo, no es necesario que hagamos alarde de nuestros fracasos ni que finjamos que nunca ocurrieron. En cambio, podemos dar gracias al Señor de que, por su gracia y poder, nuestro pasado ha sido olvidado, nuestro presente es diferente y nuestro futuro se ilumina con la esperanza de todo lo que ha preparado para nosotros. Solamente Jesús puede transformar tu vida.

lunes, 6 de enero de 2014

SUEÑOS DE LA NIÑEZ

Salmo 8 De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza… —Salmo 8:2 Hace años, les pedí a alumnos de quinto grado que prepararan una lista con las preguntas que le harían a Jesús si se presentara personalmente la semana siguiente. También le pedí lo mismo a un grupo de adultos. Los resultados fueron sorprendentemente diferentes. Las preguntas de los niños eran desde encantadoras hasta conmovedoras: «En el cielo, ¿tendré que estar sentado, vestido con una túnica y cantando todo el día?, ¿mi mascota irá al cielo?, ¿las ballenas estaban dentro o fuera del arca?, ¿cómo le va a mi abuelo ahí arriba contigo?». Casi todas sus preguntas no dudaban de la existencia del cielo o de que Dios obra en forma sobrenatural. En cambio, los adultos presentaron una línea de cuestionamientos completamente diferente: «¿Por qué les pasan cosas malas a las personas buenas?, ¿cómo sé que estás escuchando mis oraciones?, ¿por qué hay un solo camino al cielo?, ¿cómo pudo un Dios amoroso permitir que me sucediera esta tragedia?». En su mayoría, los niños viven sin las preocupaciones ni las tristezas que agobian a los adultos. Su fe les permite confiar en Dios más fácilmente. Mientras los adultos solemos perdernos entre las pruebas y las angustias, los niños mantienen la perspectiva del salmista sobre la vida: eterna y consciente de la grandeza de Dios (Salmo 8:1-2). Podemos confiar en el Señor, y Él anhela que lo hagamos como los niños (Mateo 18:3). Andar cerca de Dios aparta tu mirada de las pruebas de hoy para que veas los triunfos eternos.

domingo, 5 de enero de 2014

¿EL FIN?

1 Corintios 15:50-58 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. —1 Corintios 15:57 A la larga, todo en este mundo llega a su fin, lo cual puede ser a veces frustrante. Es lo que sientes cuando lees un libro tan bueno que no quieres que termine. O cuando ves una película que deseas que continúe un rato más. Pero todas las cosas, buenas y malas, llegan a la parte del «Fin». De hecho, la vida misma finalmente se termina… a veces, antes de lo esperado. Todos los que hemos estado junto al féretro de un ser querido conocemos el doloroso vacío de un corazón que desea que eso no hubiera sucedido. Gracias a Dios, Jesús entró en el campo de batalla de las frustraciones fatales y, mediante su muerte y resurrección, nos da esperanza. En Él, el «fin» es el preludio a una eternidad sin muerte, y palabras tales como «se terminó» son reemplazadas por un «para siempre» lleno de gozo. Como nuestro cuerpo no es eterno, Pablo nos asegura que «todos seremos transformados» (1 Corintios 15:51) y nos recuerda que, por la obra triunfante de Cristo, podemos declarar con confianza: «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?» (v. 55). Por eso, no dejes que tu corazón se angustie. Nuestro dolor es real, pero podemos abundar en gratitud porque Dios «nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo» (v. 57). En Cristo, el final es solo el principio.

sábado, 4 de enero de 2014

CORAZONES DESCARRIADOS

Éxodo 32:21-35 … este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro. —Éxodo 32:31 El otoño pasado, una carretera de la ciudad donde vivo estuvo cerrada durante varias horas porque un camión con ganado había volcado. Las vacas habían escapado y vagaban por la autopista. Ver esta noticia sobre ganado a la deriva me hizo pensar en algo que hacía poco había estudiado en Éxodo 32 sobre el pueblo de Dios que se había alejado de Él. En el reino dividido de la antigua Israel, el rey Jeroboam erigió dos becerros de oro para que el pueblo adorara (1 Reyes 12:25-32). Pero la idea de adorar trozos de oro no había sido originalmente suya. Aun después de escapar de una esclavitud brutal y ver el poder y la gloria del Señor, los israelitas de inmediato permitieron que sus corazones se alejaran de Él (Éxodo 32). Mientras Moisés estaba en el monte Sinaí recibiendo la ley del Señor, su hermano Aarón ayudó al pueblo a descarriarse construyendo un ídolo con la forma de un becerro de oro. El escritor de Hebreos nos recuerda que la ira de Dios se encendió ante esta idolatría y sobre los que andaban «vagando en su corazón» (Hebreos 3:10). Dios sabe que nuestro corazón tiene tendencia a descarriarse. Su Palabra deja claro que Él es el Señor y que no debemos tener ni adorar «otros dioses» (Éxodo 20:2-6). «Porque el Señor es Dios grande, y Rey grande sobre todos los dioses» (Salmo 95:3). ¡Él es el único Dios verdadero! «Todo aquello que desees más de lo que quieres a Dios, es un ídolo». —A. B. Simpson

viernes, 3 de enero de 2014

LA CAMPAÑA

Romanos 15:1-7 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. —Romanos 14:19 Todos los años, los jóvenes de nuestra comunidad participan en la campaña Sé amable, dirigida por una organización de salud mental. En 2012, 6.000 estudiantes llevaron sobre su ropa durante los eventos deportivos de sus escuelas las palabras SÉ AMABLE. Un director declaró: «Queremos que los alumnos asistan a la escuela y aprendan sin que el miedo, la tristeza o la preocupación al estar con sus semejantes los distraigan. Estamos esforzándonos para asegurarnos de que los alumnos se edifiquen unos a otros, en vez de hostigarse». Pablo quería que la gente de la iglesia de Roma tuviera un estándar del amor aun más elevado. Tanto los fuertes como los débiles en la fe se juzgaban y descalificaban entre sí (Romanos 14:1-12). Se despreciaban cuando discutían sobre qué alimentos estaban permitidos (vv. 2-3) y qué fiestas debían guardar (vv. 5-6). Pablo los desafió: «Sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación» (v. 19). Les recordó que debían ocuparse sinceramente de agradar a los demás y no a sí mismos. Dijo: «Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo…» (15:3), sino que sirvió. Únete a la campaña de amar a los demás a pesar de nuestras diferencias… así glorificarás a Dios (v. 7). La amabilidad es simplemente amor desbordando en pequeños detalles.

jueves, 2 de enero de 2014

DIOS DE A TORMENTA

Job 37:14-24 Él es Todopoderoso… —Job 37:23 Una mañana temprano, el viento empezó a soplar y las gotas de lluvia golpeaban mi casa como si fueran piedrecitas. Eché un vistazo por la ventana, al cielo gris amarillento, y observé mientras los árboles se balanceaban con el viento. Surcos hechos por los rayos iluminaban el cielo, acompañados de truenos que hacían temblar. La electricidad iba y venía, y yo me preguntaba cuánto duraría el mal tiempo. Cuando pasó la tormenta, abrí mi Biblia para empezar el día leyendo las Escrituras. Leí un pasaje de Job que comparaba el poder del Señor con la fuerza en la atmósfera de una tormenta. Eliú, el amigo de Job, dijo: «Truena Dios maravillosamente con su voz» (37:5). Además, «Él cubre sus manos con el relámpago, y le ordena dar en el blanco» (36:32 lbla). Sin duda, Dios es «grande en poder» (37:23). Comparados con Dios, los seres humanos somos frágiles. No podemos auxiliarnos espiritualmente, sanar nuestro corazón ni remediar las injusticias que solemos soportar. Felizmente, el Señor de la tormenta se ocupa de personas débiles como nosotros; «se acuerda de que somos polvo» (Salmo 103:14). Es más, «da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas» (Isaías 40:29). Dado que Dios es fuerte, puede ayudarnos en nuestras debilidades. Dios es la fuente de nuestra fortaleza.