sábado, 8 de abril de 2017

NUESTRA LUCHA NO ES CONTRA CARNE NI SANGRE

De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, 3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Satanás ha enviado el mismo espíritu de disensión entre nosotros hoy. Porque sabe que una casa dividida contra sí no permanecerá. También sabe que si todos nos unimos en la fe, llegaremos a la estatura de la plenitud de Cristo Jesús (Efesios 4:13). Por ese motivo él ha encargado a un espíritu de disensión que opere en nuestra vida social y en nuestros hogares. Él se propone hacer lo mismo que hizo en Corinto: despertar celo, contiendas y disensiones para impedir nuestro crecimiento espiritual. Pero no tenemos de dejarnos llevar por ese espíritu. Al contrario, dice Pablo: “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15). Comparemos “siguiendo la verdad en amor” con “celos, contiendas y disensiones”. Nada que ver… ¿no es así? No podemos hacer ambas cosas a la vez. Hablar la verdad en amor nos hará crecer; pero pelear, tener envidia y separarse nos hará volver a la inmadurez. No hay que obedecer al espíritu de disensión para que Satanás no pueda impedir nuestro crecimiento espiritual, sino hablemos la verdad en amor y “crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”.

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