viernes, 7 de noviembre de 2008

AGRADAR AL SEÑÓR

… que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo. (Colosenses 1:9-10)
Procuramos también… serle agradables.
(2 Corintios 5:9)

Es el gran móvil que debe conducir y determinar los actos del creyente. No pensemos que los quehaceres cotidianos, a menudo penosos y repetitivos, que son la parte de muchos cristianos sean un obstáculo para el desarrollo espiritual. Al contrario, en estos mismos trabajos podemos servir a Cristo si los cumplimos fielmente bajo su mirada y tan bien como sea posible. Si nuestro patrón o nuestro superior es severo, exigente e injusto, primeramente oremos para que Dios nos haga capaces de soportarle y, más aun, de poder amarle como a una criatura por la cual Dios se interesa. Cumplamos calmamente nuestra tarea “como para el Señor”, quien es nuestro verdadero Amo, a fin de que nuestra conducta adorne el Evangelio, demostrando que el hijo de Dios no solamente obedece esta Palabra, sino que se siente feliz de hacerlo.
Éste es el comportamiento que se debería observar cada día en el creyente y mediante el cual él puede glorificar a su Señor. “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús" (Colosenses 3:17).

Si mi conducta encierra
De mi Dios la aprobación
Tendré el cielo en la tierra
Por su entera comunión.

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