miércoles, 2 de julio de 2014

COMO SE RELACIONAN LAS ESCRITURAS CON JESÚS

La suma de tu palabra es verdad. Salmo 119:11, 160 ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? Lucas 24:32 Jesús y las Escrituras (2) A lo largo de toda su vida en la tierra, Jesús citó las Escrituras. Cuando le hicieron una pregunta sobre el día de reposo, citó un episodio de la vida de David: “¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre?” (Marcos 2:25). Cuando los incrédulos le pidieron una señal del cielo, Jesús citó la historia de Jonás en el vientre del cetáceo y mencionó el arrepentimiento de los habitantes de Nínive cuando se les anunció el juicio. Evocó a la reina de Sabá, quien “vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón” (Mateo 12:39-42). Cuando los defensores de una secta judía trataron de tenderle una trampa con respecto a la resurrección, les reprendió con autoridad, diciéndoles: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mateo 22:29). De una manera conmovedora, Jesús citó textos que le concernían personalmente, textos que anunciaban sus sufrimientos y su gloria futura: “¿Cómo está escrito del Hijo del Hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada?” (Marcos 9:12). Algunas horas antes de ser traicionado, Jesús dijo: “Os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y fue contado con los inicuos; porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento” (Lucas 22:37). Jesús sabía que todas las Escrituras hablaban de él; no temía decir a sus opositores: “De mí escribió” Moisés (Juan 5:46). Nos repite a todos: “Escudriñad las Escrituras… ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).

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