Como cristiano, cada día puede ser una aventura emocionante. Sin embargo, para que ello suceda, debes estar lleno del Espíritu Santo. Son demasiados los creyentes que se dan por satisfechos con el acto de convertirse en cristianos, y jamás siguen adelante hacia la vida victoriosa que significa caminar en el Espíritu.
El doctor Bill Bright, fundador y presidente de la “Cruzada Estudiantil para Cristo”, afirma: “Si hubiera una sola verdad que pudiera yo compartir con el mundo cristiano, sería como estar lleno del Espíritu Santo, pues no existe otra verdad más importante para el creyente”.
Esa es una afirmación categórica. Y puesto que es verdad, es menester que te preguntes: “¿Cómo podré estar lleno del Espíritu Santo?”.
Pero, primero, hagamos otras preguntas básicas.
¿QUIEN ES EL ESPIRITU SANTO?
Tal vez sería fácil si te dijera primero lo que no es. No es “una cosa”, ni tampoco un fantasma, ni ninguna especie de quimera incorpórea. El Espíritu Santo no es una extraña y etérea presencia impersonal o sentimiento místico.
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad Divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es una persona de verdad. Tiene identidad propia. Tiene sentimientos. Es posible lastimarlo, agraviarlo, o amarlo, honrarlo, conocerlo y comunicarse con El. Tiene intelecto, voluntad y emociones infinitas. Posee toda la naturaleza divina de Dios. Es igual, en todos los sentidos, a Dios Padre y Dios Hijo. Y, lo que es más importante, está deseoso de tomar el control de tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario