miércoles, 8 de mayo de 2013

ESPERANZA BIENAVENTURADA Tito 2:11-15 Dios Habla Hoy 11 Pues Dios ha mostrado su bondad, al ofrecer la salvación a toda la humanidad. 12 Esa bondad de Dios nos enseña a renunciar a la maldad y a los deseos mundanos, y a llevar en el tiempo presente una vida de buen juicio, rectitud y piedad, 13 mientras llega el feliz cumplimiento de nuestra esperanza: el regreso glorioso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 14 Él se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos completamente, haciendo de nosotros el pueblo de su propiedad, empeñados en hacer el bien. 15 Esto es lo que tienes que enseñar, animando y reprendiendo con toda autoridad. Que nadie te desprecie. 13” mientras llega el feliz cumplimiento de nuestra esperanza: el regreso glorioso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. La esperanza es un elemento esencial en la confesión cristiana. La iglesia cristiana está siempre a la expectativa, como una pareja que espera su primer bebé. Esperamos a Jesús como SEÑOR. Acá se lo designa como “gran Dios y Salvador Jesucristo”-el apóstol le da el más elevado nombre porque quiere comparar su venida en gracia con su segunda venida en gloria. Cuando vino la primera vez, el mundo apenas lo notó. Cuando venga otra vez todo el mundo le verá y verá lo cierto de nuestra confesión: ¡Jesús es Señor! Para la gloria y honra de nuestro Gran Dios y Padre Celestial. Ahora confesamos nuestra fe a pesar de lo que vemos. No es evidente aún que Jesús sea Señor aún cuando no ha hecho su aparición. Ha venido en gracia pero no en gloria. En este mundo presente parece como que el dinero fuese señor, el comercio da la pauta de la vida, los armamentos deciden el poderío y la muerte pareciera que tiene la última palabra. Pero los cristianos no creemos estas cosas. Creemos que Jesús es el Señor. Es Señor de su dinero y de su tiempo; es la fuente de todo poder y hasta ha vencido a la muerte. Jesucristo tiene la última palabra. Hará su aparición en esta tierra con una gloria que brillará con más esplendor que todo lo que se ha conocido hasta ahora. Romanos 8:18-25 La esperanza de la gloria 18 Considero que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después. 19 La creación espera con gran impaciencia el momento en que se manifieste claramente que somos hijos de Dios. 20 Porque la creación perdió su verdadera finalidad, no por su propia voluntad, sino porque Dios así lo había dispuesto; pero le quedaba siempre la esperanza 21 de ser liberada de la esclavitud y la destrucción, para alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. 22 Sabemos que hasta ahora la creación entera se queja y sufre como una mujer con dolores de parto. 23 Y no sólo ella sufre, sino también nosotros, que ya tenemos el Espíritu como anticipo de lo que vamos a recibir. Sufrimos profundamente, esperando el momento de ser adoptados como hijos de Dios, con lo cual serán liberados nuestros cuerpos. 24 Con esa esperanza hemos sido salvados. Sólo que esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues, ¿quién espera lo que ya está viendo? 25 Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo sufriendo con firmeza.

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