lunes, 7 de julio de 2008

DAVID EXALTA AL VERDADERO REY DE ISRAEL

En el campo, bajo los árboles, bajo las estrellas, David había aprendido a conocer a Dios y le había proclamado Señor de su vida. Sus salmos y alabanzas le reconocen como Rey de Israel; más aún, como Rey de las naciones: OH Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra.
De modo que cuando David ocupa el trono, enseña al pueblo a reconocer al auténtico Rey de Israel, diciendo:
-No soy yo el verdadero rey de Israel, sino Jehová. A El debemos obediencia. A El le debemos honra.
Para David, cada culto es una fiesta de gloria; ese es el momento en que el pueblo se reúne para celebrar al Señor. Por eso proclamaba:
-El Rey está en medio del pueblo. Aclamadle. Es digno de suprema alabanza. A El se debe dar gloria, a El aplaudir y no a mí. Batid palmas, levantad las manos, alabadle con danzas, bendecid su nombre. Cantad con júbilo delante del Rey de toda la tierra.
Si en la historia ha habido un hombre que haya enseñado a toda su generación a alabar a Dios, ese fue David. Y no sólo a su generación, sino a todas las que le siguieron. ¡El es mi profesor de alabanza!

No hay comentarios: