viernes, 31 de octubre de 2008

LLEVAD MI YUGO SOBRE VOSOTROS

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. (Mateo 11:29-30)

El yugo es esa pesada pieza de madera que se colocaba sobre la cerviz de dos bueyes que juntos tiraban del arado o del carro. En la Biblia el yugo es el símbolo de la sumisión a una autoridad.
Jesús dice a aquellos a quienes llama: “Venid a mí… y yo os haré descansar… Llevad mi yugo sobre vosotros, aprended de mí…”.
Dicho de otro modo: Someteos a la voluntad de Dios.
Él agrega: “Mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Dos razones hacen que el yugo del Señor sea fácil de llevar para los suyos. La primera es que se trata para ellos de la obediencia por amor. Los que aman al Señor Jesucristo se aplican a hacer alegremente lo que le es agradable. La segunda es que Jesús lleva este yugo con nosotros.
Él dice: Mi yugo. Es aquel que él mismo llevó. Para él, ese yugo consistió en darse por entero para hacer la voluntad de su Padre. “Aprended de mi” dice el Señor. Está cerca de nosotros en ese camino de la obediencia que él recorrió durante los días de su humanidad. En ese camino en el cual nos llama a andar con él encontramos el renunciamiento y el sufrimiento; pero siempre resulta de ello una paz del corazón, hasta un gozo, un acrecentamiento de la fe y de la proximidad de Dios que valen más que todos los bienes terrenales.
“Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor. Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud” (Lamentaciones de Jeremías 3:26-27)

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