sábado, 4 de octubre de 2008

REFLEXIONES DELANTE DE UN CUADRO

Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos). Efesios 2:4-5.

Al visitar un museo, un grupo de turistas se detiene delante de un célebre tríptico que representa el juicio final. El guía comenta el cuadro, diciendo: -En la parte izquierda los malos son conducidos al infierno… en tanto que los justos son introducidos en el Paraíso…
-¿Los justos? Entonces no tengo esperanza –dice uno de los visitantes a su vecino- ¿y usted?
-Yo, señor, no soy malo.
-¿Entonces es justo?
-OH no, no he dicho esto; además. ¿Quién puede decir que ha sido siempre justo?
-Usted tiene razón, porque Dios mismo declara en la Biblia: “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Como lo ilustra este cuadro, sólo hay dos categorías de personas: los justos y los malos. Si usted no se considera un malo, no puede aprovechar la obra de Cristo para ser hecho justo ante Dios. Jesús “murió por los impíos” (Romanos 5:6).
La conversación prosiguió a lo largo de la visita. Luego ambos turistas intercambiaron sus direcciones. Dios se sirvió de esta charla para despertar la conciencia del que estimaba no ser “malo”. Poco después éste hizo una llamada telefónica en la cual se percibía su inquietud.
-¿Qué debo hacer para ser salvo?
-Nada, sino creer en el Hijo de Dios, muerto por los malos como todos nosotros. Él soportó el juicio que merecíamos usted y yo.

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